No sólo ilusiona, sino que gusta y hace disfrutar. Cuando las cosas andan bien, no hay imprevistos que puedan arruinar la fiesta. Ni siquiera empezar perdiendo a los cinco minutos y que en la acción siguiente el árbitro no te cobre un penal más grande que todo el estadio, ni que expulse al defensor por último recurso.

Anoche, el equipo de Gallardo tuvo su primera prueba de fuego para medir donde está parado en realidad. Y salió de la misma con una firmeza y categoría que, a nosotros los hinchas, nos deja una satisfacción y tranquilidad asombrosa. Se nota que el equipo está viviendo un estado de ánimo óptimo. La confianza se traduce y se puede comprobar en cada uno de los intérpretes del equipo. Sería injusto hablar de individualidades porque River es un todo.

El 'Millonario' jugó todo el clásico con una responsabilidad y un compromiso digno de los grandes equipos. Sobre todo, con un respeto por la idea madre de presionar, tocar, explotar los espacios vacíos y –lógicamente– atacar una y otra vez. A eso le suma una gran solidez en el fondo, que consecuentemente le permite defenderse de la mejor manera ante el  actual campeón de América en su estadio. Nada mal, ¿no?

El penal no sancionado a ‘Teo’ Gutiérrez por el lamentable Germán Delfino (¡encima lo amonestó!) al parecer enfadó a nuestros jugadores. Estos impusieron condiciones en campo rival y, en una ráfaga, empataron el partido por un golazo de Leo Pisculichi, la gran figura del encuentro.

El propio ‘Piscu’ demostró toda su categoría en el segundo gol del campeón. Ramiro Funes Mori (el bueno) realizó un espléndido cruce en la puerta de nuestra área, luego Carlitos Sánchez condujo el contraataque, Mora tiró una diagonal de manual para liberar al exArgentinos de la marca del defensor ‘cuervo’; el ‘15’ recibió, enganchó y habilitó al goleador colombiano majestuosamente. Efectividad y belleza en la misma acción. Fútbol en estado puro. No hace falta que un gol tenga 30 pases, sea al ángulo o incluya cinco gambetas para que sea un golazo. Este River lo demuestra de a poco.

Para cerrar con un broche de oro la noche en el Bajo Flores, los pibes del club dieron el presente y dejaron su marca en la red. Como es una costumbre en las primeras fechas de este campeonato, llegados los 25 y 30 minutos de la segunda mitad Tomás Martínez y Lucas Boyé ingresan al campo de juego. El ‘Muñeco’ le da rodaje a los pibes y éstos le responden en el campo de juego. Centro del ‘10’, cabezazo del ‘9’ y partido liquidado.

Con toques de primera, pases en cortada, lujos o habilitaciones con el pecho o el hombro, este River de Gallardo va demostrando al mundo futbolero su idiosincrasia y su manera de sentir este hermoso juego. Lo que se ve en el verde césped se transmite a sus hinchas, quienes inevitablemente nos ilusionamos con seguir dando vueltas olímpicas en este 2014.

P.D.: Tigre agradecele a José Néstor Pekerman y al calendario FIFA por no ser la próxima víctima del ‘pistolero’ de Núñez, Teófilo Gutiérrez. ¡Intratable el delantero colombiano!