Un ratito de goles
Boca y Lanús aburrieron antes y después de la ráfaga de gritos. En dos minutos, Mouche y Riquelme pusieron el 2 a 0, enseguida descontó Pavone y en el comienzo del segundo tiempo salió mal Orión y empató Goltz.
A veces las casualidad deciden el destino de un partido de fútbol. Boca y Lanús habían aburrido a todos durante 40 minutos y eso no era casual. Tanto Boca como Lanús cuentan con planteles que están, cómodamente, entre los mejores del fútbol argentino; pero también sufren a entrenadores que están entre los más amarretes y, probablemente, no sólo del fútbol argentino. Falcioni y Schurrer ponen a futbolistas ofensivos, pero los hacen jugar 30 metros más atrás de lo que deben. Erviti, en Boca, es el caso emblemático: juega más de 3 bis que de ayudante de Riquelme. En Lanús, mientras tanto, la lujosa línea de tres volantes ofensivos (Camoranesi, Valeri, Regueiro) muchas veces se preocupó más por pegar la cola cerca de la defensa que por ayudar a Pavone. Así, con premisas tan cautelosas, era lógico que Boca y Lanús no dieran nada.
Sin embargo, cuando el primer tiempo estaba a punto de extinguirse, surgió la gran casualidad: Mouche mandó uno de esos centros que se van cerrando y se le coló en el segundo palo a Marchesín. Ni uno ni otro habían hecho méritos no para ir ganando sino para meter un gol. Pero esa jugada rompió todos los esquemas y, al minuto siguiente, Riquelme se encontró con una pelota que la defensa visitante no supo despejar y la clavó abajo. En dos minutos, Boca estaba dos goles arriba. Aunque iba a haber más: movió Lanús del medio y Araujo le sirvió un centro a Pavone que el Tanque hizo bueno con un cabezazo de pique al suelo. De la nada a tres goles en tres minutos. Así de caprichoso fue el fútbol en la Bombonera.
Lanús volvió del descanso con el envión del descuento y se encontró con el empate gracias a un espectacular cabezazo de Goltz favorecido porque Orión quedó pagando en la salida. Y ahí, otra vez, volvió el amarretismo de los dos. Expulsado Clemente Rodríguez, Boca tuvo la coartada de jugar con 10 para no arriesgar demasiado. ¿Lanús? ¿Que un empate en la Bombonera es un buen resultado? Sea como fuere, los dos llegaron al final arriesgando poquito, aunque a Boca le dolió más el empate porque perdió la chance de subirse a la punta y porque desperdició dos goles de ventaja.