En un partido contra el seleccionado de playa de Alemania que Brasil ganaba cómodamente por 8-4, Bruno Xavier decidió hacer un gol de tal magnitud como para quedar en la historia.

Fue entonces como primero recibió la pelota, hizo una serie de ‘jueguitos’ y se la pasó a un compañero. Éste se la devolvió y allí fue cuando nuestro goleador estrella tomó la posta y no paró hasta el arco rival.

En total tiró tres ‘sombreritos’ –uno de taco– y luego la acomodó con el hombro para darle un pase a la red.

Como era de esperar, todos los hinchas presentes deliraron y ovacionaron al jugador por tamaña obra de arte.