La tenista Serena Williams, 23 veces ganadora de títulos de Grand Slam, cayó este sábado ante Naomi Osaka en la final del Abierto de Tenis de Estados Unidos con marcador de 6-2 y 6-4. 

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Serena Williams buscaba empatar el récord de 24 títulos en torneos de Grand Slam que ostenta la australiana Margaret Court.

Con el triunfo de Osaka, de 20 años, Japón tiene por primera vez un campeón de un título de Grand Slam individual. Osaka es además la jugadora más joven en ganar el Abierto de Estados Unidos desde que lo hiciera Maria Sharapova en 2006.

Durante el partido tuvo un par de cruces verbales fuertes contra el umpire la dejaron al borde de la descalificación y generaron una pelea muy tensa en el court central del estadio Arthur Ashe.

2018 US Open Highlights: Serena Williams' dispute overshadows Naomi Osaka's final win | ESPN

El primer capítulo de la pelea llegó después de que Serena rompiera una raqueta para descargar su bronca al perder un game. Allí el umpire Carlos Ramos le dio una advertencia (warning) y empezó a enojar a la estadounidense.

Enseguida el conflicto se fue de las manos. Es que el umpire objetó a Serena y la acusó de haber dialogado y recibido un consejo de su entrenador, Patrick Mouratoglou, que estaba sentado en el box de la estadounidense. Las imágenes televisivas demostraron que efectivamente el coach le hizo una seña a la jugadora, algo que no está permitido. 

“Me levantó el pulgar y me dijo: ¡Vamos!. Yo no hago trampas para ganar. Preferiría perder", arrancó explicando la estadounidense de 36 años. Y se iba desencajando cada vez más.

Ante la furia de Williams, el juez decidió aplicarle un segundo warning y la penalizó con un game perdido. Así la estadounidense quedó 3-5 en la segunda manga, al borde de la derrota.

“Vos me robaste. Vos no me vas a dirigir nunca más en tu vida. No es justo. Esto no es justo. Usted es un ladrón, un mentiroso. Usted me debe una disculpa. Yo nunca he hecho trampa en mi vida”, le gritó Serena a Carlos Ramos ante la tensión generalizada del público que colmó el estadio.

Del enojo mutó a los nervios y los ojos se llenaron de lágrimas a Williams, que llegaba a este encuentro con la emoción de haber superado hace exactamente un año un delicado momento de salud que la dejó al borde la muerte tras su embarazo.

Perdió la brújula al ver que la final se le iba de las manos. Se desencajó. Lo que era un choque histórico para ambas terminó en un escándalo. 

La pelea derivó en el ingreso del juez central del torneo, Brian Earley y la supervisora de la WTA, Donna Kelso, quienes intentaron ponerle paños fríos a la situación. Aunque tuvieron poca suerte. 

Osaka cerró el partido con contundencia (6-2, 6-4) y Serena volvió a apuntarle al umpire.

El final fue una entrega de premios diferente a las tradicionales. El público, enojado por no poder festejar el título de la tenista local, coronó la jornada con silbidos al juez. En ese escenario, Osaka alcanzó la gloria y, con apenas 20 años, levantó su primer trofeo de Grand Slam. 

"Ella ha jugado bien, es su primer Grand Slam y sé que están aquí animándome pero no vamos a arruinar este momento. Felicidades Naomi, que nadie silbe", pidió Williams en la ceremonia de entrega de premios al ver que el público abucheaba.

No es la primera vez que Serena vive una situación de este calibre en Nueva York. Había sido descalificada en semifinales del torneo, en 2009, por conducta antideportiva frente a la belga Kim Clijsters, luego de amenazar a una juez de línea que le había marcado una falta de pie.