San Lorenzo derrotó a Nacional de Paraguay por 1 a 0 en el Gasómetro con gol de penal de Ortigoza a los 35 minutos y se consagró campeón de la Copa Libertadores de América por primera vez en sus 106 años de historia.

Dice el dicho futbolero: "Las finales se ganan, no se juegan bien ni mal, se ganan".

Podría ser una frase del 'Mister' Peregrino Fernández, aquel excéntrico director técnico, personaje principal del inolvidable cuento del 'Gordo' Osvaldo Soriano.

Pero no, ya no es cuento 'Cuervo', ni sueño levantar la Copa. El futuro llegó hace un rato nomás en Bajo Flores en la cancha, en Boedo y en cualquier barrio se coló por los televisores. Los relatores ya gritaron "San Lorenzo campeón de América".

Es realidad, realidad efectiva. Tan real como que esta noche el equipo no jugó bien -o todo lo seguro y firme que había lucido en Paraguay y en los últimos partidos-, pero poco importa ya.

Y si bien el once de Bauza, una vez que consiguió la ventaja, dispuso de espacios y varias chances en el complemento para liquidar el pleito, durante el período inicial fue dominado táctica y territorialmente por el conjunto que dirige Morinigo.

Es que hasta el momento del gol, el equipo de Bauza no jugaba bien, Nacional le había tomado la mano y hasta le había llegado dos veces. De hecho, la chance más clara fue un remate en el palo de Orué, apenas comenzado el partido.

El equipo paraguayo supo controlar en la mitad de cancha el circuito futbolístico de San Lorenzo, y a partir de allí, generó desde el error del equipo argentino, peligro.

A la jugada del primer minuto, se sumó un remate desde afuera de Cáceres, que pasó cerca del palo izquierdo de Torrico.

En ataque, el 'Cuervo' no pudo armar tándems en las bandas y ni Más ni Buffarini pudieron desequilibrar por los costados. Y contenido Romagnoli, los delanteros Cauteruccio y Matos quedaron aislados.

El complemento fue diferente. Se pareció más a lo que habían planeado todo, jugadores, técnico, dirigentes e hinchas. Allí San Lorenzo aprovechó el adelantamiento de los paraguayos y manejó con más seguridad la pelota. Claro, tenía más espacios y el rival no jugaba tan tranquilo.

Con la diferencia a favor, la final para los de Boedo significó sacrificio -¡sufrimiento claro!- e inteligencia. Sufrimiento en las tribunas, aplomo en la cancha para algunos como Ortigoza, Mercier, Matos y el 'Pipi', y desde el banco de suplentes.

Y cimentado en el orden que lo caracterizó en la Copa, San Lorenzo sacó su partido adelante. Se jugó cómo quiso y logró el ansiado objetivo.

Sorprende Edgardo Bauza, su gesto hiératico por momentos, parado cerca de la línea de cal. Gesticulando cuando la situación lo requiere para acomodar alguna posición, algún error de posicionamiento grupal para marcar.

El resto, el ajedrez táctico del partido está en su cabeza, en su convencimiento y conocimiento y en el mensaje claro hacia sus jugadores.

El 'Patón' armó un equipo equilibrado con nombres ofensivos y con laterales que pasan al ataque durante gran parte de los partidos. La clave fue cómo retroceder y que cada uno tenga una función en defensa.

Lo logró en Brasil, ante Botafogo, Gremio y Cruzeiro, en la altura de Ecuador y Bolivia, y aún con un hombre menos en Chile ante Unión Española.

En los 180 minutos de esta final fue el mejor, y también de la Copa, porque a las finales no llega cualquiera. Y las finales, se sabe en el fútbol, se ganan.

Este trofeo que levantó el equipo de Boedo, el único de los cinco equipos grandes que no había ganado el máximo premio en la competición por equipos del continente, ya ocupa la vitrina y es parte de los 106 años de historia de San Lorenzo.

Por fin, sí, por fin para sus hinchas, consigue el sueño más soñado: inscribir su nombre en las chapitas de la mítica y cada vez más dura Copa Libertadores de América.

Formaciones

San Lorenzo: Sebastián Torrico; Julio Buffarini, Mauro Cetto, Santiago Gentiletti y Emmanuel Más; Héctor Villalba, Juan Mercier, Néstor Ortigoza y Leandro Romagnoli; Martín Cauteruccio y Mauro Matos. DT: Edgardo Bauza.

Nacional (Paraguay): Ignacio Don; Juan Argüello o Fabián Balbuena, Raúl Piris, José Cáceres y David Mendoza; Marcos Melgarejo, Marcos Riveros, Silvio Torales y Derlis Orué; Julián Benítez y Freddy Bareiro. DT: Gustavo Morínigo.

Cancha: San Lorenzo.

Arbitro: Sandro Ricci (Brasil).

Gol: Ortigoza (35).