El Millonario, con el sello indeleble de la mano de Marcelo Gallardo, venció con autoridad a Tigres por 3 a 0 en un Monumental desbordado y gritó campeón de la Copa Libertadores por tercera vez en su historia, tras 19 años.

En una final intensa, de trámite parejo y por momentos bajo un diluvio, el Millonario logró convertir en el momento justo: la última jugada de un primer tiempo en el que le había costado mucho dominar y generarle peligro a su rival.

Así, a los 44 minutos, Vangioni trepó por izquierda -caño mediante-, y echó un centro a media altura que Lucas Alario conectó de 'palomita' para dejar parado al arquero Guzmán y hacer explotar el Monumental.

En ese momento, el hincha y el cuerpo técnico pensaba más en cómo reacomodar líneas en el complemento que en festejar. Es que no le había resultado fácil a River lastimar a Tigres, que incluso tras tolerar los primeros 15 o 20 minutos de presión, se acomodó en el campo y generó las chances más claras del juego.

La idea de Gallardo había funcionado a medias: sí la presión alta, con dos centrodelanteros y Ponzio yendo a reforzar la asfixia en las bandas. Pero no la generación de fútbol y el meter pelota para los dos hombres de área.

Hasta que llegó Vangioni y en una jugada, junto con Alario, hicieron lo que había imaginado el DT: dejar mano a mano a los delanteros con sus marcadores centrales en plena área. Claro, el resto lo hizo la capacidad goleadora del sorprendente Alario.

En el complemento, ya con un diluvio que empezaba a afectar el normal desarrollo del partido por la circulación de la pelota bajo el agua, River retrocedió demasiado. Con esos hombres, por velocidad y capacidad de tenencia de pelota, no se podía esperar y salir de contragolpe. Y entonces Pizarro y Arévalo Ríos ganaron el medio, y Aquino y Damm comenzaron a lastimar por los costados.

Pero otra vez la mala puntería de los definidores privó a los mexicanos de siquiera soñar con la chance del empate. Gallardo y Biscay metieron mano, Driussi por Alario -extenuado, porque el cambio era por Cavenaghi-, y así River encontró algo de oxígeno.

No generó fútbol, pero durmió el juego, planchó el trámite y alejó el peligro. Hasta que a 15 minutos del final, Sánchez fue a presionar y se generó una de esas faltas que tan bien obliga a que le cobren. Penal que él mismo cambió por gol y desahogo monumental.

Sin respirar, tres minutos más tarde, en pleno adelantamiento, Funes Mori cabeceó en el área chica un córner ante un equipo rival estático y ya abatido, y desató el delirio total.

3 a 0 y diez minutos por delante para celebrar por anticipado el sueño que tantas veces se soñó. El único sueño que es capaz de revivir a todos los demás: el de volver.

Y River volvió; sufrió, tocó fondo y cuando estaba a punto de ahogarse, como niño asustado la primera vez que conoce el fondo ciego del río, pega una patada como reflejo y sale, y vuelve a respirar.

Nadie imagino que en tan poco tiempo estaría repuesto del traspié y del susto, y se robara todas las tapas de los diarios, de aquí y del mundo, y otra vez colocara su nombre en lo más alto de todo.

Este River de Gallardo que se erige como el mejor de América por haber ganado Sudamericana y Copa. Este Millonario que ya no luce pero juega con un nervio y un pulso que otros equipos, quizás más completos y con más figuras y variantes, no tiene y envidia.

Porque principalmente, River cuenta con una base -léase grupo-, que está desde antes de Gallardo: el arquero, la defensa y el doble cinco. El resto sí lo sumó Gallardo, el funcionamiento y lucimientos de los nombres que ya no están -Rojas y Teo, por caso-, y el de los que pidió para alcanzar este objetivo: Mayada y 'Pity' Martínez primero, y Bertolo, Viudez y Alario recientemente.

Este River que volvió de la noche más oscura a ver las lucecitas de colores en medio de un diluvio inolvidable, como toda noche de consagración, tiene el sello y la impronta del pibe que se crió en River.

Gallardo jugó y ganó la Copa y otros títulos más como jugador. Ahora es entrenador, ganó esta Copa y la Sudamericana, llevó a River a Japón y ganará mucho más. Desde hoy es un poco más grande, y más ídolo de su club.

De este, su River, otra vez, campeón de América.

Formaciones:

River: Marcelo Barovero; Camilo Mayada, Jonatan Maidana, Ramiro Funes Mori y Leonel Vangioni; Carlos Sánchez, Matías Kranevitter, Leonardo Ponzio y Nicolás Bertolo; Lucas Alario y Fernando Cavenaghi. DT Marcelo Gallardo.

Tigres: Nahuel Guzmán; Israel Jiménez, Juninho, José Rivas y Jorge Torres Nilo; Jürgen Damm, Egidio Arévalo Ríos, Guido Pizarro y Javier Aquino; Rafael Sobis y Andre Gignac. DT Ricardo Ferretti.