Para aquellos mentecatos que decían y siguen diciendo que el riojano más querido no sabe nada de táctica o de estrategia, les recomiendo que vuelvan a ver el partido de River ante Newell’s. Espléndido planteo de Ramón Ángel Díaz y posterior ejecución de sus jugadores ante uno de los equipos que mejor juega en el fútbol argentino, sino el mejor.

Sacrificio y concepto al servicio del equipo, con una enorme cuota de concentración y solidaridad. Hay que destacar el importantísimo despliegue de jugadores como Lanzini, Villalba –quienes cumplieron una función desconocida para ellos– y, una vez más, del ‘Lobo’ Ledesma. A ello hay que agregarle el crecimiento futbolístico de Carbonero y Rojas, que de a poco se van consolidando dentro del once titular.

Ramón era consciente de todas las virtudes de Newell’s, que por cierto tiene muchas. Es por ello que sacó su propio tablero de ajedrez y paró un 4-3-3 con detalles tácticos muy importantes y la idea madre de agruparse y jugar mano a mano en toda la cancha.

‘Manu’ y el ‘Keko’ jugaron como extremos para tapar la salida de los laterales ‘leprosos’, que siempre llegan hasta el fondo, salvo ayer. Los mencionados Carbonero y Rojas se pararon bien cerquita de Ledesma para cortar los circuitos de juego del equipo de Berti.

Así, lo mejor se vio en el primer tiempo. River presionó con un ritmo muy marcado y salió rápido de contra, pero el detalle es que siempre lo hizo en bloque. De hecho, la jugada del gol nace con Carbonero presionando y quitándole la pelota a Bernardi en campo propio. Luego recorrería 50 metros para terminar anticipándose a López y marcando el tanto del triunfo en el área chica rival. Ahí tienen el mejor ejemplo.

Parece que finalmente River comprendió cómo deben jugarse este tipo de partidos. Tanto el de Lanús, como el ‘Superclásico’ en la Bombonera o la victoria de anoche ante ‘La Lepra’. Es saludable ver como dejamos de cometer errores como el fulbito sin profundidad que vimos en partidos como el de Tigre, o la siesta que nos pegamos en cancha de All Boys. Esto habla muy bien del equipo, que insinúa una maduración muy positiva.

Luego de una semana redonda desde los resultados y el factor anímico, en cuatro días tenemos otra parada brava en Córdoba. Luego de tres grandes triunfos de forma consecutiva, y de quedar a un punto de la cima, ¿conseguiremos el cuarto triunfo de manera seguida? Eso es algo que no pasa hace mucho tiempo en River. Y en un fútbol tan irregular como el nuestro, siempre hay que desconfiar.

Esperemos que el trajín y la continuidad de los partidos no afecte en demasía el físico de nuestros jugadores, que vienen haciendo un gran esfuerzo. A partir de ahora cada triunfo valdrá oro y cada punto perdido será un golpe a la ilusión.