River: La Copa va a quedar en la Argentina
¡Qué equipo de hombres tenemos! Mientras más hostil sea el contexto, más se agranda la banda roja que les cruza el alma. Para comenzar, al no valer doble el gol de visitante, no se puede especular con que el resultado sea positivo. En todo caso lo es por la enorme diferencia que existió en el primer tiempo para Atlético Nacional a partir de su idea, precisión y ambición. Hay que admitirlo, por momentos nos comimos un peludo tremendo de un equipo que juega bárbaro (¡notable Cardona!).
Con sus tres defensores y tres delanteros, nos jugaron al mano a mano en toda la cancha y nos superaron. Como dijo el ‘Muñeco’, nos podríamos haber ido al vestuario con una diferencia en contra aún mayor.
Pero hay algo que está claro. River es River. Este equipo aparece en las bravas y saca a relucir esa enorme y noble alma de campeón que tiene. Corazón, fútbol, determinación y el plus de todo gran equipo. Cada hincha riverplatense puede imaginarse los gritos que habrá pegado Gallardo en el entretiempo para despertar a la bestia dormida. No sabemos exactamente qué les dirá o si tendrá la varita de Harry Potter, pero lo cierto es que a partir del carácter River revierte situaciones adversas y gana las segundas mitades.
Fue la síntesis perfecta de lo que llamamos “dos partidos en uno”. De dominado a dominador. De que Ponzio aguante solo la mitad de cancha y los laterales pierdan siempre las espaldas, a ser un equipo que presionó en el primer pase, no dejó jugar y estuvo más firme en el fondo. De jugar en campo propio, a jugar en campo rival. Del “¡Ayyy! ¡Daaalee!” al “Uhhh”, seguido de un insulto.
River creció porque sus individualidades crecieron y tomaron responsabilidades mayores en un partido muy bravo. ‘Teo’ dejó de desprenderse rápido de la pelota y pasó a ser el que todos conocemos. Sánchez se multiplicó y tuvo el despliegue de siempre, y Rojas dejó atrás su nulo primer tiempo para presionar y colaborar más en la marca. Los tres tomaron más protagonismo, algo indispensable.
Las intervenciones del colombiano, mucho más profundas e importantes, potenciaron y liberaron al gran Leo Pisculichi. ¿Nació un nuevo ídolo? A nadie le queda mejor ser llamado como “el de los goles importantes”. Jugador exquisito y determinante si los hay. Su zurda no para de darnos alegrías.
Un colosal Pezzella sacó todo en el fondo, Mammana cumplió a pesar de su corta edad, Ponzio volvió a ser un león (y caminar por la cornisa), Funes Mori repartió buenas y malas, y Vangioni tuvo uno de sus peores partidos en River. Barovero, con un par de salidas en falso, careció de responsabilidad en el gol. Enorme y grata noticia la vuelta de Kranevitter, jugador vital en el equipo.
La falta de efectividad de Atlético Nacional y la incapacidad de mantener la intensidad en su juego nos dieron vida en Medellín y nos pueden dar la ventaja definitiva en Núñez. Todos sabemos cómo es River en el Monumental y la facilidad que tiene para marcar goles. Las sensaciones son positivas. Uno puede imaginarse muchos escenarios pero desde aquí hasta el miércoles siguiente, sólo serán habladurías. Hay que esperar tranquilo la gran cita.
Este es un equipazo e, insisto, el hincha de River debe disfrutarlo a pesar de los nervios lógicos por las instancias finales. Como ha mejorado y potenciado a este conjunto Gallardo (que ya era muy bueno con Ramón) es largamente destacable.
Dentro de una semana será la hora de la verdad y un nuevo reto para estos jugadores. Y conociéndolos, podemos poner las manos en el fuego por algo: la Copa quedará en la Argentina.