La catastrófica noche de Mendoza dejó secuelas obvias que se suman a un verano para el olvido. Tras la humillante derrota ante el rival de toda la vida surgieron los cuestionamientos, las dudas y los reclamos. Luego de un 2014 casi inmejorable, donde todos fuimos felices y tirábamos manteca al techo, ahora resulta que por perder un par de partidos de preparación somos un desastre y hay que cambiar todo. ¿Quién demanda y exige eso?

Las críticas por una derrota tan dolorosa son lógicas, pero el pedido de un cambio profundo es desacertado. ¿Acaso este grupo de jugadores, que tuvieron una (muy) mala noche, no son los mismos que ganaron en la Bombonera y nos volvieron a regalar una vuelta olímpica después de años fatídicos? ¿Estos jugadores no son aquellos que eliminaron a Boca de una Copa y luego nos devolvieron la gloria y el prestigio a nivel continental? ¿Y estos jugadores no son los mismos con los que hace una semana nos entusiasmábamos con ganar la Libertadores?

Estas preguntas son las que deberían formularse aquellos que pusieron en duda la capacidad y la entrega tanto de este plantel como del cuerpo técnico que nos representa. Que se queden tranquilos que ellos están tan doloridos como nosotros, los hinchas, y que son ellos los primeros que quieren revertir esta situación. Hablamos de un equipo campeón cuya más resaltable característica es hacerse fuerte ante la adversidad.

Sí habrá que revisar rendimientos individuales, quizás realizar un par de modificaciones y hacer más hincapié en el funcionamiento del equipo. Pero no se requiere un golpe de timón ni cambios drásticos en la formación del plantel. No corresponde volverse loco por un resultado adverso cuando este mismo equipo viene de conseguir logros tan importantes.

El desafío para Gallardo y sus dirigidos ahora será mantener la tranquilidad, la sapiencia y la unión. El grupo deberá mostrar esa fortaleza que lo caracteriza y demostrar la rabia futbolística y deseo de revancha que tiene este viernes cuando juguemos una nueva final continental. Desde este espacio no tenemos dudas que el equipo saldrá a flote y volverá a regalarnos alegrías.