Un River agotado y con poca nafta superó otra batalla, en un partido donde muchos creían que se terminaba el invicto. Y como dicen las buenas lenguas, de ganar el miércoles de local vamos a valorizar aún más el empate en Liniers.

Anoche se volvió a dar lo de los últimos partidos. “Esta película ya la vi”, habrán dicho los millones de hinchas riverplatenses. Un rival ultra-motivado por colgarse la medalla de ser el que bajó al ‘Millo’ salió a presionar con mucha gente en campo rival, nos sacó la pelota, nos hizo tambalear un rato y finalmente nos embocó.

¿Por qué se está volviendo habitué esta situación? En mi opinión, hay dos o tres variantes. A) Los DTs rivales están superando estratégicamente en el planteo de los partidos a Gallardo. B) River sufre la falta de un volante central firme y el trajín de la larga racha de partidos. C) Los jugadores ‘se guardan’ para los segundos tiempos, donde saben que sacan diferencias físicas y remontan los resultados.

Luego del asedio de Vélez, llegó el turno del campeón, que no necesita hacer figura al arquero de enfrente para empatar o dar vuelta un partido. Con la fe y el carácter de siempre, River fue y encontró la igualdad con un lindo zapatazo de Mercado.

Desafortunadamente, no tuvimos el resto para ganarlo en la segunda mitad. ‘Teo’ se tuvo que tirar unos metros atrás por la ausencia de Pisculichi (que la sintió el equipo) y no pesó en el área. Quienes nos pesaron en ningún sector de la cancha fueron los pibes Boyé y Driussi (¡anímense a jugar, están en River!). Guido Rodríguez tuvo una pálida noche; y cuando entró, Ponzio no acertó un pase. Mora, Rojas y Sánchez son los que sostienen el equipo con su incansable despliegue. Podrán alternar buenas con malas, pero no hay nada que reprocharles.

Otra cuestión a tener en cuenta, es que ya no nos conviene jugar al ‘golpe por golpe’. En vez de realizarlo casi los 90 minutos de juego y ceder mucho en la parte física, lo más inteligente creo que sería dejarlo para los últimos 25, 30 minutos del partido. Justamente, se sabe que debemos cuidar nuestras piernas, que ya bastante las estamos forzando.

Entramos en la recta final y nos encontramos con un bajón en nuestro rendimiento. Habrá que encontrar la manera (casi mágica) de recuperar a los habituales titulares en tiempo y forma. Si bien el cuerpo no responde como en agosto o septiembre, la clave está en la cabeza. Habrá que estar mentalizados al 200% en que podemos superar cada obstáculo y volver a festejar a fin de año. Todos deberán dar un poquito más, un último esfuerzo. A no inquietarse, este River está curtido para las batallas y las grandes citas.

P.D.: ¿Todavía sigue jugando Lanús?