El 25 de junio de 1986, llegó la semifinal frente a Bélgica, después de dejar en el camino a los ingleses con la 'Mano de Dios' y el mejor gol de todos los tiempos en los mundiales.

Contra los belgas, Ricardo Bochini, el ídolo del Diego, jugó sus únicos seis minutos en toda la copa y fue testigo de otra hazaña de Maradona: Quienes estuvieron en el estadio y los periodistas que cubrieron ese mundial, coinciden en que fue el mejor partido del 'Diez' porque jugó para 10 puntos.

Participó mucho más del juego, metió dos golazos y estuvo presente en casi todas las jugadas de peligro. Frente a los ingleses por supuesto que tuvo 'el' golazo, pero en la semifinal jugó todo el partido a un nivel altisimo.

Bélgica supo ser nuestro verdugo en España '82, donde debutó nuestro mayor ídolo futbolístico, Maradona en los mundiales mayores. En la tarde de Barcelona, el gol de Erwin Vandenbergh fue el prólogo del peor desenlace: la Argentina quedó afuera en la segunda ronda tras caer frente a Brasil y con el 'Diez' expulsado por un planchazo a Batista.

Los belgas no eran cosa fácil. El 25 de junio, el diario 'El País' de España escribía sobre nuestro rival de semifinales: "Bélgica ha dado muestras de poseer una condición importante: la capacidad de sacar el máximo provecho de sus posibilidades, gracias a ello, acercarse o superar a rivales objetivamente mejores. Estudia al rival y le dificulta la tarea; su primera preocupación es desarmar al rival; después hace lo que puede con el tiempo y los balones que le sobran, una vez alcanzado ese fin prioritario".

Pero con el impulso del triunfazo frene a los ingleses, Argentina impuso condiciones desde el primer minuto con un Maradona inconmensurable. Cada intervención suya fue como una poesía que uno quiere que nunca termine: en la primera pelota que tocó humilló a un rival con una ruleta, en la segunda dejó solo a Jorge Burruchaga ante la presencia de Pfaff, en la tercera la frenó con la suela y en la cuarta lanzó un bombazo que el arquero alcanzó a desviar dejándosela servida a Valdano que la metió con la mano pero el referí no compró.

Los primeros quince fueron intachables: presión, recuperación vertiginosa en campo contrario, delanteros que mareaban a los contrincantes moviéndose por todo el frente y el más grande de todos, dejando con la boca abierta a propios y extraños otra vez, cuando el mundo creía que nada más, en su repertorio, podía asombrarlo después de su actuación frente a Inglaterra. Pero Bélgica no se quedaba atrás y tuvo a mal traer a la defensa argentina. El pitazo que terminó el primer tiempo fue un desahogo.

En el complemento, Maradona sabia que tenia que ponerse el equipo al hombro, tal como lo cuenta en su último libro 'Mi Mundial, mi verdad': "Me tenía que hacer cargo, más que nunca me tenía que hacer cargo de la situación. Tenía que salir a ganar el partido solo, ganarlo. Pero eran mis compañeros los que me ayudaban a ser figura. Y a los seis minutos del segundo tiempo, empecé a ganarlo".

Un pase filtrado de Burruchaga le sirvió el gol a Maradona, quien picó al vacío y, tras dejar en el camino a dos centrales que intentaban desestabilizarlo, aprovechó el achique de Pfaff para darle con la cara externa de su botín izquierdo a la pelota. Sí, gol. Argentina quedaba a un paso de la final del mundial.

Pero quedaba más. Después de tirarle un sombrero a Scifo, Maradona fabricó un gol que muchos se atreven a poner por encima del desparramo que hizo frente a los ingleses. Recibió en tres cuartos del campo belga, encaró desde el centro hacia la izquierda rumbo al arco, dejó a cuatro 'diablos' tirados y definió con un zurdazo cruzado mientras perdía el equilibrio y corría al festejo. Alzó su puño cerrado, sonrió y repitió su típico salto hasta que se encontró con los brazos de sus compañeros.

'Pelusa' había clasificado a la Argentina a la final del Mundial en un segundo tiempo soberbio, probablemente el mejor de su carrera y el mejor de un jugador en una copa del mundo.

Jorge Burruchaga lo dice: "Jugó muchos partidos bien pero en ese redondeó el mejor. Metió dos tremendos golazos, de malabarista. El segundo con esa eterna imagen de él cayendo; sólo Maradona podía hacer eso. Ese día la rompió".

Bélgica se iba de la Copa del Mundo tras jugar un partidazo contra la 'mejor' Argentina. El monólogo de Maradona, destruyó a una selección que parecía indestructible. Así lo reconoció Thys después del encuentro: "Argentina tiene al mejor jugador del mundo, capaz por sí solo de inclinar la balanza de cualquier partido. Si yo lo hubiera tenido, ahora seríamos finalistas. Él hubiera llevado a cualquier equipo a la final del mundial. Si hubiera jugado para Bélgica, hubiéramos ganado dos a cero".

Y para que todo fuese más épico, ese partido lo relató también Víctor Hugo Morales. Revivilo o vivilo acá.