Yo jugaba al basquet en un club del barrio de Mataderos que se llama José Hernandez; asociación atlética, edilicia, cultural y deportiva José Hernández para mayores datos. Jugué desde la categoría pre-infantiles hasta primer año de juveniles, traducido en edad fue algo así como desde mis 12 o 13 hasta mis 17 y la verdad que jugaba bien. En uno de esos años llegué a ocupar un lugar en el banco de la primera en 5 partidos y por supuesto recuerdo uno en particular. Jugábamos con Obras en Mataderos y jugaba el Pichi Campana. El Pichi estaba recién llegado de un mundial juvenil creo en donde había sido el goleador del certamen por lo que el club estaba casi de fiesta por recibir a éste joven prócer del basquetbol.

Íbamos perdiendo por 30 o algo así y a falta de 3 minutos para el final del partido salto al campo de juego y me toca marcar justamente al Pichi que ya había hecho como 35 o 40 puntos.

Campana tomó la base, me encaró de frente y canta una jugada; ensayó un cambio de dirección y cuando la pelota le volvía a la mano del rebote en el parquet intercepto el balón cacheteándolo hacia adelante; él queda a contrapierna y yo mirando hacia el aro visitante con el campo libre. Salí despedido lo más rápido que pude y volví a tomar contacto con el balón a 4 metros de la línea de tres puntos... era bandeja, dos puntos en la primera y robo al Pichi Campana!!! pero...empiezo a escuchar el chirrido característico de las zapatillas de basquet sobre el parquet; era Campana que venía a recuperar la marca y a llevarme de la mano al colegio. Se venía un momento cúlmine en mi vida como basquetbolísta. No miré hacia atrás, pero decidí que el primer paso de la bandeja lo iba a dar en la línea desde donde se lanzan los libres y que iba a estirar al máximo mi brazo derecho hacia adelante y mi brazo izquierdo hacia atrás y hacia arriba para proteger la pelota. Cuando dí el segundo y último paso de la bandeja y comienzo el movimiento de los brazos, percibo que el Pichi ya estaba por encima de mí. Estábamos los dos en el aire, me convertiría en el pibe popular del club por una semana o seguiría siendo el nabo de hasta entonces...no pude estirar más el brazo y como último recurso lanzo al aro casi con la yema de los dedos; también como último recurso el Pichi estira su brazo izquierdo para meter un tapón y se choca con mi brazo izquierdo que había logrado poner para proteger mi ataque, sonó el silbato; falta de Héctor Campana...en ese momento la pelota besaba la línea vertical derecha del rectángulo blanco que se ve en los tableros y entraba mansita. Vale? pero recontravale!!! gritarían los relatores de TyC Sports. Pichi me ayudo a levantarme y me palmeó. Complete la jugada de tres puntos y ya. Todo en episodio duró 6 segundos y de seguro estará en mi rutina de cuentos cada vez que me lo pidan. Como cuando Grinbank tiró a su cesto de basura un demo que le habían acercado unos pibes que se llamaban Soda Stereo o como cuando el del New York Times se perdió el Caso Watergate.