Mascherano y diez más
De la izquierda va a la derecha. De la derecha hacia la izquierda. El rostro habla de un sacrificio constante, el de un hombre que comprende que es el único capaz de realizar semejante tarea, el que paga los platos rotos, el que intenta que no se rompan.
Javier Mascherano queda expuesto como nadie ante cada contragolpe rival. Debe cubrir su espacio y los de varios compañeros más. En esta fase de grupos, no fue nada raro verlo quedar pagando ante una gambeta rival, no fue nada raro verlo realizar varios quites por partido (contra Nigeria fueron 5). La urgencia con la que llega a intentar recuperar la pelota proviene de un equipo al que le cuesta que sus cuatro hombres de arriba atraviesen con velocidad la línea de la pelota para  así ocupar espacios defensivos.
Su exposición deja a la luz su protagonismo que a su vez también se revela cada vez que pide la pelota para arrancar una jugada desde la propia área. Mascherano es el que inicia y el que, cuando eso se termina, debe tratar que se pueda volver a iniciar lo antes posible.
La figura del número 14 está lejos de las primeras planas de los diarios pero deberá sentirse más acompañada dentro del campo de juego en los próximos partidos mundialistas. Por ahora, y como alguna vez señaló el mejor jugador de todos los tiempos, en el sistema defensivo Argentina son Mascherano y diez más.

De la izquierda va a la derecha. De la derecha hacia la izquierda. El rostro habla de un sacrificio constante, el de un hombre que comprende que es el único capaz de realizar semejante tarea, el que paga los platos rotos, el que intenta que no se rompan.

Javier Mascherano queda expuesto como nadie ante cada contragolpe rival. Debe cubrir su espacio y los de varios compañeros más. En esta fase de grupos, no fue nada raro verlo quedar pagando ante una gambeta rival, no fue nada raro verlo realizar varios quites por partido (contra Nigeria fueron 5). La urgencia con la que llega a intentar recuperar la pelota proviene de un equipo al que le cuesta que sus cuatro hombres de arriba atraviesen con velocidad la línea de la pelota para  así ocupar espacios defensivos.

Su exposición deja a la luz su protagonismo que a su vez también se revela cada vez que pide la pelota para arrancar una jugada desde la propia área. Mascherano es el que inicia y el que, cuando eso se termina, debe tratar que se pueda volver a iniciar lo antes posible.

La figura del número 14 está lejos de las primeras planas de los diarios pero deberá sentirse más acompañada dentro del campo de juego en los próximos partidos mundialistas. Por ahora, y como alguna vez señaló el mejor jugador de todos los tiempos, en el sistema defensivo Argentina son Mascherano y diez más.