No tuvo tiempo para él, el equipo lo necesitaba, pero Marcelo Bielsa no olvida y sobre el fútbol y los goles, sobrevuela su preciosismo que impone en el campo, y fuera de él.

Era 13 de marzo y Bielsa tenía entrenamiento. Alguien quiso hablar con él, pero su equipo lo necesitaba y no tuvo tiempo para atenderlo. Una decepción más o una negativa que no tenía que pasar a mayores, pero no para alguien como Bielsa.

El entrenador argentino no olvida, pero no sabe quién es la persona a la que dijo "ahora no". Quiere resarcirse y dedicarle los minutos que no tuvo en su momento. Por eso, el club ha decidido utilizar la cuenta de Twitter para encontrar al señor X: "Bielsa desea localizar persona a la que no pudo atender antes de la sesión del 13 marzo, y la emplaza al término del próximo entrenamiento".

No es el único momento en el que Bielsa aparca el preciosismo del campo y lo traslada a la vida real. De él cuentan otra anécdota con unos niños como protagonistas. Al salir del colegio, unos escolares se encontraron con él y le pidieron que les firmara el álbum de cromos. No tenía tiempo, pero les emplazó al día siguiente, a la misma hora, en el mismo sitio.

Al día siguiente, a la misma hora y en el mismo sitio, Bielsa les devolvió sus álbumes. En el interior, la firma de todos los jugadores y, por las molestias, una entrada para el siguiente partido del Athletic Club. Gestos que honran y definen.