Alejandro Delorte fue a Brasil para vivir el Mundial como un hincha más. Y en el duelo ante Holanda, correspondiente a una de las semifinales, se ubicó en un lugar de privilegio: no conforme con las entradas que le había regalado su coterráneo Rodrigo Palacio -ambos son de Bahía Blanca-, consiguió una silla de ruedas y se metió al VIP.

Una actitud vergonzosa del delantero que en la actualidad no tiene equipo. No solo fue una falta de respeto el hacerse pasar por un discapacitado, sino que la empeoró fotografiandose y mostrandoselo al mundo web como una avivada. Patético.