La historia de Lange: luchador incansable que superó el cáncer y logró el oro a sus 54 años
El experimentado velista consiguió este martes la medalla que estuvo buscando a lo largo de toda su vida. Tuvo muchas piedras en el camino, pero nunca bajó los brazos. Ni siquiera el cáncer impidió que en su sexto Juego Olímpico vuelva al país con el oro en su pecho. Conocé la increíble historia del hombre que llegó a vivir cuatro años en un barco.
"Me separé de mi esposa y viví en un barco. No tenía un mango, un amigo me prestó un barco y terminé viviendo cuatro años ahí...", reveló alguna vez el hombre que mañana será tapa de todos los diarios argentinos. Se trata de Santiago Lange, quien junto con Cecilia Carranza Saroli, logró la medalla de oro en la Clase Nacra 17, mixta, la segunda para Argentina en Río 2016.
El velista de 54 años concluyó de esta manera gloriosa su sexta participación en los Juegos Olímpicos -la primera fue en Seúl 1988-. Lange ya había sido medalla plateada y de bronce en Atenas 2004 y Pekín 2008, respectivamente, en la Clase Tornado, junto con Camau Espínola."Siempre me quedó esa espina de la dorada", reconoció una semana antes de Rio 2016. Pero viejo y testarudo, este luchador incansable no se iba a dar por vencido hasta no colgarse el metal más valioso en su pecho.
Es que Santiago Lange no sólo es un luchador incansable en el deporte, sino que también lo es en la vida. Hace poco más de un año se curo de un cáncer de pulmón y salió adelante con más fuerzas que nunca.
"Fue tremendo. Yo lo llevé al hospital en Barcelona cuando se descompuso. Jamás pensé que podría recuperarse y acá estamos, listos para navegar", le había contado Carranza Saroli a Clarín en la previa de los Juegos. Las expectativas eran altas con este binomio ya que son los actuales subcampeones del mundo. Las dudas que en algún momento pudo haber generado la enfermedad de Lange quedaron completamente desterradas a lo largo de la competición.
Pero Santiago no sólo recordará a Rio 2016 como el punto más alto de su carrera deportiva, sino que suma además un emotivo condimento extra. Es que por primera vez comparte la cita olímpica con sus hijos Yago y Klaus. "Estos Juegos son muy emocionantes para mí. Nunca lloré tanto como la ceremonia inaugural que compartí con ellos", comentó hace dos semanas.
Además, Cecilia describió lo que ve en su gran compañero y maestro: "Lo que veo en él es el ejemplo de que cuando alguien tiene una pasión, esa pasión la podés hacer todo el día. Nosotros somos los primeros en ir al agua para entrenar y eso es porque él siempre quiere mejorar. Me encanta navegar con Santi porque aprendo mucho todos los día".