Gol de Di María, con un pase perfecto de Messi. ¿Respiramos? ¡No! faltando minutos para finalizar el alargue el seleccionado helvético tuvo su chance de empatar el partido e ir a los temidos penales.

Dzemaili cabeceó sólo en el área chica, la pelota pegó en el palo, el rebote le dió en la pierna al europeo y milagrosamente se fue por la línea de fondo, logrando que Argentina clasifique a cuartos.

Si ya teníamos la mano de Dios ahora podemos decir que el "palo" también está bendito.

Esperemos que la Guardia Suiza no guarde rencores al interior del Vaticano.