A LeBron James no le hablés de moda. La estrella de los Cleveland Cavaliers tenía una errática noche en su estadio ante los Knicks. En los primeros 24 minutos, acertó sólo 4 de 11 disparos. Su equipo iba abajo en el marcador y el alero encontró el por qué: su camiseta.

Suena a una excusa insólita, pero pueden creer que era verdad. El número 23 estaba muy incómodo con la remera que estaba utilizando su equipo y las estadísticas así lo marcaban. Por lo tanto, tomó la determinación de romper las mangas y pasar a jugar con más comodidad.

Y vaya si lo logró. Comenzó a desplegar su basquet tan arrollador como efectivo. Triples, volcadas y muchas soluciones para su equipo. Contribuyó con 11 unidades en el cuarto periodo, cuando los Cavs superaron a lo neoyorkinos por 26-17. Finalmente, fue triunfo para los locales por 96-86.