La historia cuenta que desde 1930 hasta 1970, las selecciones campeonas del mundo recibían en manos de su capitán el trofeo Jules Rimet, el padre de las Copas del Mundo. En México '70, una brillante Brasil obtuvo por tercera vez la Copa y se hizo dueño del trofeo para siempre. En realidad no, porque lamentablemente en 1983 fue robada y nunca más apareció.

Pero el misterio concluyó este martes cuando un empleado de limpieza de la FIFA halló una parte del histórico trofeo en una de las oficinas de la organización. Se trata de la base de la Jules Rimet, octogonal y de diez centímetros de alto, hecha de lapislázuli, que lleva los nombres de las selecciones ganadoras de los primeros cuatro mundiales: Uruguay e Italia (los 'charrúas' las de 1930 y 1950, y los 'tanos' las de 1934 y 1938).

Luego, el pedestal fue sustituido por uno nuevo en 1954, antes del torneo que organizó Suiza y ganó Alemania.

La FIFA comunicó que expondrá esta pieza en el museo que piensa inaugurar en marzo de 2016, para que miles de fanáticos puedan apreciarla.