Ganar: dónde, cuándo y cómo
Cada técnico con su librito. Más o menos así, o con leves variaciones, reza un refrán del futbol que intenta explicar las diferentes formas en las que un director tàctico-técnico, puede llevar adelante los destinos futbolísticos de un equipo.
Y hay tantos libritos como directores técnicos, y tantos directores técnicos como apasionados defensores y otros tantos que son detractores. El detractor, a diferencia del defensor apasionado, cae en la miseria de camuflarse en alguna trinchera o detrás de alguna piedra cuando al DT que detracta anda en la buena.
El defensor apasionado de un director técnico no se esconde nunca. Cuando su “Profe” favorito anda en la buena se regocija y, cuando está en la mala, sale a bancarlo.
Carlos Bianchi, ahora, no está en la mala; pero le cuesta (le costó en el último año ponele) encontrar esa identidad que supo instalar en eras anteriores, y que tanto rendimiento deportivo le deparó. Su sistema, su librito, no surtió el efecto deseado o tal vez sus jugadores lo leyeron por la mitad. Sin embargo el hincha, en términos generales, le sigue brindando su apoyo y su cariño por el bronce que supo conseguir.
Sin embargo, una yunta de detractores que estuvo afilando la estaca durante casi 10 años, le cuentan las costillas y se mofan de sus cambios, de su ayudante de campo, de las incorporaciones que sugiere, y de los resultados que obtuvo en ésta última etapa en Boca Jrs.
Ramón Díaz, por su parte, experimenta una mutación con los antiguos testamentos riverplatenses que él mismo ayudo a escribir. Ya no existen equipos de memoria y ya no sirven por sí solos los esquemas propios. Ahora, el riojano, espía el esquema rival y actúa en consecuencia.
Si cruzamos el atlántico, y le sacamos una radiografía a los equipos más significativos del continente, también vamos a encontrar situaciones curiosas. Carletto Ancelotti les sacó una mochila de 10 kg de peso a cada uno de los jugadores del Real Madrid. Puede que no gane nada. De hecho; puede que pierda la liga y la final de la Champions a manos del archirrival de ciudad, pero el gesto de sus jugadores ha cambiado. Hasta CR7 dejó de ser humaniode para pasara a ser humano y se puso más rendidor que cuando José Mourinho era su dt.
Al Tata Martino le tocó ser un dt que solo le devolvió al Barcelona un rigor táctico que había perdido anta la sorpresiva salida del hoy recordado Tito Vilanova y la tomada de riendas de Jordi Roura. En España se hablaba de la autogestión del equipo. Puyol; Xavi y Messi eran los que de alguna forma le mantenían el grupo centrado a un Roura que temblaba y transpiraba más de la cuenta cada vez que debía tomar una decisión.
Diego Pablo Simeone, al igual que Carlo Ancelotti, puede que se quede en la puerta de todo pero, así dadas las circunstancias, extrañamente los hinchas colchoneros olviden los últimos 18 meses de su equipo. Cuando el Cholo encuentra un buen caldo de cultivo para propagar su idea, esa que reza de dar todo por el compañero que está al lado, ser disciplinado táctico y entender el juego, saber de futbol; todo es posible. Incluso, jugar una final de Europa después de 40 años.
Pep Guardiola llegó a Munich para algo mucho más sofisticado que el de ganar títulos. El Bayern no necesitaba resultados pues ya los había obtenido; la Bundesliga, la Champions y la Copa Alemania fueron las gemas de la triple corona en 2013. Lo que el equipo alemán necesitaba era globalizar su marca; y la contratación del Frankenstein del mejor equipo de todos los tiempos era una buena medida; por más que el elegido sea alumno egresado de la escuela holandesa de futbol; enemiga por siempre del balompié teutón.
Cada uno de los que nombramos persigue la victoria de su equipo. La persigue en forma constante. Solo que unos justifican el fin con los medios; y otros buscan un como será ese fin. Foto contra la película. De eso también se trata el fútbol.
Ojalá tengamos todos una buena semana.