Marcos Rojo, como tantos otros, se dio el gusto de jugar en Primera División en el equipo del cual es hincha desde que nació. Y esa pasión no tiene límites. Así lo demostró en la tarde del domingo, cuando vivió el clásico ante Gimnasia como si estuviera festejando en el centro de La Plata.

A través de un televisor, y desde Manchester, gritó eufórico el gol de Ezequiel Cerutti, que definió el partido entre Estudiantes y el Lobo. Como podemos apreciar, el amor trasciende fronteras. ¿Se habrá quedado sin voz el lateral zurdo?