Gustavo Alfaro es un entrenador reconocido. El ex Boca hizo un gran trabajo en la selección ecuatoriana -a la que llevó a la Copa del Mundo- y por eso fue contratado por la federación paraguaya para que replicara ese modelo.

Pero así como se le reconoce su capacidad al frente de equipos y selecciones modestas -no obtuvo los mismos resultados cuando enfrentó desafíos mayores- también se le suele objetar cierto gusto por excederse en sus explicaciones.

A veces llenando de humo la sala y otras metiendo comparaciones graciosas, Alfaro ha hecho de las conferencias de prensa un lugar para la sorpresa, y la previa antes del encuentro con la selección dirigida por Lionel Scaloni no fue la excepción.