La Wanda Nara belga se llama Caroline Lijnen. El lío explotó en abril de 2013, cuando ella le pidió a su novio, el mediocampista de la selección de Bélgica, Kevin De Bruyne, un poco de tiempo con la excusa de que en Alemania -el joven juega en el Werder Bremen-, no se sentía cómoda.

Resulta que la piba se fue de viaje a España, más precisamente a Madrid, donde juega el arquero. La prensa madridista publicó fotos del romance entre Caroline y Curtois. Luego de ver las imágenes, De Bruyne reconoció estar "arruinado".

La historia es que usted pensará "por esa gordita se pelearon". Es un comentario machista, pero la piba se tuneó al lado del golero del Atlético.

Ya cuando la conquistó, la piba se ve que Madrid le sentó bien. Y se ve en la siguiente foto, siempre siguiendo los parámetros de belleza actuales.

Los jugadores se conocían de chicos, no eran grandes amigos pero sí habían compartido equipo en su país, en el Genk. Ambos fueron comprados por el Chelsea de Inglaterra, donde compartieron cinco temporadas, y allí establecieron una amistad.

Para el entrenador Marc Wilmots, el problema entre los jugadores ya se solucionó, aunque claro, dejaron de ser amigos. Lo que no se sabe de la historia es si Curtois publica fotos en Twitter de los hijos de De Bruyne, si es que los tiene, o si hay un juicio de por medio.