Si bien el fútbol uruguayo suele ser sinónimo de garra, juego fuerte, campos en mal estado y tribunas vacías, también es reconocido por la calidad de sus jugadores. 

Es uno de los grandes semilleros del mundo y es notable la cantidad de jugadores de élite que surgen de esos campos de tierra pelada para jugar en los mejores equipos del mundo.

En ese fútbol de contrastes se destacó un golazo que de tratarse de otro torneo hubiese dado la vuelta al mundo: el chileno Gonzalo Jara, -con el mismo nombre que el defensor de la selección chilena, tocó para el centrodelantero Alex Silva, que ya había marcado el uno a cero. El tanque de Progreso recibió de espaldas, pisó y metió una asistencia de taco entre tres rivales. Su compañero fue a buscar la descarga de la pared, eludió al arquero con una pisada magnífica y definió de zurda, para poner el 2 a 0 definitivo ante Cerro.