Después de dos décadas de no enfrentarse en la máxima categoría del fútbol argentino, la Gloria y el Pirata se vieron las caras en el estadio Mario Kempes.

El rojiblanco estuvo más lúcido y manejó la primera parte, un buen andar que tuvo su fruto con un gol hecho a medida de lo que pedía su estilo: toque, movilidad y precisión.