Javier Mascherano estuvo a una jugada de ser el Obdulio Varela del siglo veintiuno, bastaba que Rodrigo Palacio definiera por abajo ante la salida de Neuer para que su frase ‘hoy te convertís en héroe’ se escribiera en mármol y se colgara en las escuelas.

Pero no pasó, y el derrotero posterior, siendo la cara del fracaso del equipo de Sampaoli, volviendo tarde y a destiempo a cerrar su carrera en Estudiantes y no en River, y hundiendo las chances en un Mundial Sub 20 al que no clasificó y Chiqui Tapia milagrosamente logró traer a nuestro país, desdibujó su imagen.

Hoy se lo mira de soslayo y no hay una corriente de simpatía que fluya hacia su figura, pero notas como estas, donde se lo ve distendido y sin la cara de sufrimiento que lo acompañó por años, es el camino para amigarse con los hinchas.