El primer partido que jugaron en el inicio de 2016, Boca y River no lograron brindar un espectáculo. Por el contrario, fueron protagonistas de otro Superclásico para el olvido, que estuvo marcado por la violencia.

El partido terminó con un triunfo “Millonario” por 1 a 0, pero en total hubo cinco expulsiones y una pelea que terminó con piñas y empujones. Más allá del resultado, desde el “Xeneize” hubo reproches por el desempeño global del equipo.

El presidente Daniel Angelici expresó su disgusto por la actitud en la caída "Tenemos que empezar los partidos con 11 y terminarlos con 11", subrayó.

"Estos partidos tienen que ser una fiesta. Si empezamos con once, hay que terminar con once. No se puede terminar con ocho porque no es la imagen que el club pretende en función de su historia", advirtió un disgustado presidente a los jugadores.

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A la salida del vestuario, el Dt Rodolfo Arruabarrena se mostró enojado y no puso excusas a la hora de intentar explicar el resultado.

"Me voy muy caliente por las expulsiones y la imagen que dimos. No es la imagen que queremos dar porque representamos al equipo más importante", arrancó el Vasco, quien aseguró que "habrá autocrítica": "Nos hemos pasado de revoluciones. Tendremos una charla profunda y trataremos de corregir estos errores".

"Futbolísticamente no hay nada para analizar. A los pocos minutos estábamos con uno menos", siguió el DT, quien destacó el gesto de Silva de haber ido a pedirle perdón a Gabriel Mercado. "Venimos de conseguir dos títulos. Debemos calmarnos. Faltó inteligencia", cerró.