Los chilenos llegaron para ver el partido histórico con España, y estacionaron como pudieron, donde pudieron. Incluso se quedaron tranquilos ya que personal policial les había certificado que los cuidadores -que cobraban 200 reales- trabajaban con permiso.

Sin embargo, no fue más que una estafa. Algunos fueron remolcados por oficiales de tránsito con grúas, y otros lograron frenar el acarreo por algunos minutos, pero tuvieron que dejar el lugar para buscar una nueva ubicación.