La escena es brutal, la agresión no tiene justificación ni siquiera en la emoción violenta de un partido de fútbol, ya que no se trata solo de un golpe o un empujón, sino la saña con que el jugador del Sao Paulo de Rio Grande golpea al árbitro cuando está caído en el suelo. 

Y lo peor es que lo hace con una patada en la cabeza, que puede traer graves consecuencias para el que recibe la agresión.

Según los medios brasileños, el agresor William Ribeiro fue detenido por “tentativa de homicidio y deberá enfrentar cargos en la Justicia, mientras que el árbitro fue derivado a un hospital para su atención.