Este último semestre de Boca ha deja muchas cosas para analizar. En primer lugar una breve respuesta a aquellos que intentaron instalar inútilmente que Boca estaba en decadencia y que peligraba en una tabla que condenó a varios equipos y que, la verdad, jamás entendí. Siempre me resultó más entretenido hacer cuentas para ingresar a las Copas o terminar primero en un Grupo de la Libertadores. Para todos ellos, Boca terminó siendo uno de los mejores equipos de la temporada y el mejor de las últimas tres. No se festeja, claro, pero las cosas como son.

Hecha esta pequeña aclaración, y ya sobre lo futbolístico, el equipo de Carlos Bianchi ha ido muy de menor a mayor en estos 18 meses de su tercer ciclo culminando con un sprint final más que alentador en este torneo. Cinco victorias consecutivas, 20 puntos sobre 24 posibles en las últimas ocho presentaciones y un nivel futbolístico que mejoró notoriamente.

Es mentira que Boca jugó sin presiones en los últimos partidos. Mucho de los futbolistas que están hoy en el conjunto ‘Xeneize’ siguen rindiendo examen, acá para ser ídolo tenés que ganártelo adentro de la cancha. Por otro lado, la camiseta de Boca exige per se, y muy en serio, una serie de atributos en los que nuestra institución ha sido pionera. NUNCA se perdonaría la falta de actitud y compromiso, arrugar en las difíciles, etc. Mucho menos manchar nuestra rica historia con algún que otro papelón…

Nobleza obliga, felicitaciones al equipo de Ramón Díaz por su primer campeonato en esta era que arranca pos Nacional B. Aunque el ‘Pelado’ no haya sido partícipe del ya conocido hito (como se encargó de exponer), es justo reconocerlo.

De aquí hasta julio, el hincha de Boca solamente va a contar los días para que empiece un nuevo torneo, para ir a la cancha a ver su equipo, el único gigante que sigue en pie, y para saber, sobre todo, si Juan Román Riquelme va a continuar, todo lo demás no importa nada. Esa es otra diferencia sustancial que tiene el hincha ‘Xeneize’ con los demás.