Evidentemente la salida de Bianchi descomprimió. Vaya a saber uno qué habrá descomprimido o por qué estaba de esa forma el plantel de Boca. Algunos dicen que no lo entendían al ‘Virrey’, otros que estaba mal acompañado. Lo concreto es que desde la salida del DT más ganador de la historia del club, el ‘Xeneize’ consiguió todos los puntos en juego en el Torneo local e igualó ante Central en Arroyito por Copa Sudamericana.

Como diría Fito Páez, en Boca parece ser todo “solo una cuestión de actitud”. Está bien que se realce el cambio desde lo anímico pero como ya dije la semana pasada aun dura el sabor agridulce de la salida de Bianchi y este cambio radical en los jugadores. Como si ponerse la camiseta de Boca no fuese una incentivación mayúscula per se.

El ‘Vasco’ logró que se vea un equipo más compacto, con otra cara. Pareciera como que Boca ahora sabe a lo que juega. Algunos cambios y una mayor entrega son los signos que se pueden apreciar en estos pocos días de trabajo que lleva Arruabarrena. Bianchi los bancó hasta el final y se lo llevaron puesto.

Esa es la cuestión, ¿por qué estos tipos no corrían antes así? Se preguntaba el hincha la semana pasada en La Bombonera y se debe seguir preguntando. ¿Por qué algunos jugadores que antes vivían lesionados ahora se recuperan milagrosamente? Uno imagina montones de respuestas pero lo que se ve en la cancha es otro equipo, con otra entrega… parece haber recobrado el amor propio. ¿Acaso había que hablarles en Vasco?