A pesar de que la Policía militarizada patrulla las calles de Rio de Janeiro para evitar cualquier tipo de acto violento en los Juegos Olímpicos, esta noche se produjo el primero. Fue en la ruta "Transolímpica", que une Deodoro con Barra de Tijuca.

El vehículo que transportaba a los periodistas pasaba por las cercanías de la favela de Cidade de Deus. Gastón Saiz, enviado de La Nación, estuvo presente en el ataque y afortunadamente no sufrió heridas.

Según algunos testigos del hecho, por el que ya hay una investigación abierta, hubo disparos de fuego. "Un fotógrafo de la agencia Reuters, con experiencia en conflictos armados, afirmó que tuvo la impresión de que el ómnibus fue alcanzado por balas", consignó el sitio O Globo.

Sólo un periodista de Belarús sufrió cortes en una mano ante la rotura de dos vidrios. Los restantes diez pasajeros y el chofer continuaron el viaje sin consecuencias.

"Escuchamos dos impactos fuertes del lado derecho del micro y dos ventanales se rompieron por completo", explicó Saiz, que volvía a Río de Janeiro luego de cubrir el regreso del rugby a los Juegos tras 92 años de ausencia.

"A los dos minutos apareció un patrullero que nos escoltó hasta que paramos más adelante para ver los daños", completó