Albania echó a Rumania de la Eurocopa y es la revelación del torneo
En la Copa de los modestos, en el formato que pone los sueños del éxito al alcance de todos, Albania agarró el suyo con fuerza y se convirtió en la primera gran sorpresa de este torneo. Sacó a los rumanos del a competición con merecimiento y a través de un gol de Sadiku, el nuevo héroe albanés. Ahora deberá esperar al resto de los resultados de otros grupos para conocer su futuro en esta competición, pero la historia ya está escrita y su presentación al mundo del fútbol es una bonita realidad.
Nota 'Marca' de España:
En la Eurocopa de los modestos, en el formato que pone los sueños del éxito al alcance de todos, Albania agarró el suyo con fuerza y se convirtió en la primera gran revelación de este torneo. Echó a Rumanía del a competición con merecimiento y a través de un gol de Sadiku, el nuevo héroe albanés. Ahora deberá esperar al resto de resultados de otros grupos para conocer su futuro en esta Eurocopa, pero la historia ya está escrita y su presentación al mundo del fútbol es una bonita realidad.
En su primera participación, Albania ha dejado claro que no es una limosna que la UEFA pretenda dar al fútbol modesto. No es tampoco un guiño a las selecciones más humildes que tenían imposible no hace mucho participar en este tipo de eventos. Albania tiene argumentos, jugadores con recursos y un trabajo de Gianni de Biasi detrás digno de admiración. Suiza y Francia sudaron la gota gorda para superarles y Rumanía sucumbió al buen hacer de la 'cenicienta' de esta Eurocopa.
El trabajo de Xhaka y Abraschi en el mediocampo, las incorporaciones de Hysaj, el peligro entre líneas de Memushaj... y el oficio de Sadiku. Esas son las armas, a grandes rasgos, de esta Albania. Supo esperar su momento tras un inicio con carácter de Rumanía. El empate no servía a ninguno así que las habituales reservas con las que se manejan los equipos en los primeros encuentros pasaron al olvido. Se trataba de ganar o sacar el billete de vuelta a casa.
Albania aguantó ese empuje inicial de los de Iordanescu y fue cocinando el partido a fuego lento. Secó a Stanciu y comenzó a abrir agujeros con demasiada frecuencia en la banda izquierda rumana. Por allí percutió con regularidad el lateral del Nápoles Hysaj. Entre él y las conexiones de Memushaj con Sadiku consiguieron aumentar la inseguridad en el sistema defensivo rumano.
Al filo del descanso Sadiku removió las brasas para calentar aún más el partido. Un centro cruzado de Memushaj se lo tragó primero Chiriches y después Tatarusanu. En el segundo palo apareció Sadiku para meter la cabeza de lleno en la historia del fútbol albanés. Un futbolista cedido a un equipo de Liechtenstein sellaba el billete de Rumanía y ponía un país patas arriba. Los tres millones de albaneses cantaron ese gol. El mundo ya conocía a Albania.
Andone llega demasiado tarde
Trato Iordanescu de quemar sus cartuchos de remontada agotando sus cambios. Torje y Andone reforzaban un ataque sin ideas. A medida que Rumanía se apagaba, su rival se volvía más y más ambicioso. Buscó el segundo pero Tatarusanu neutralizó las contadas ocasiones de los hombres de Gianni de Biasi. El trabajo estaba hecho y tampoco era el momento para perderse en excesos.
Albania juntó líneas y aguardó tranquila el final del partido. Apenas un disparo de Andone, que se encontró con el larguero, sirvió para atestiguar que Rumanía lo había intentado. No fue suficiente ante un rival cuyo trabajo e ilusión desbordaba al combinado rumano. Ahora toca sacar la calculadora y esperar. Independientemente de encontrarse los octavos o no a la vuelta de la esquina, Albania se ha ganado el derecho a soñar con ello.