¡¿Cuánto más tendremos que sufrir?! Una hora y monedas jugando contra un equipo descendido, sin ser notablemente superiores, y el partido lo abrimos con un gol de rebote. Supimos dar el zarpazo en el momento justo, no sólo del partido sino del campeonato. Cumplimos con la deuda pendiente desde el “Bombonerazo” y ahora los miramos a todos desde arriba. Allá, solitos. Con lo mucho que significan esos dos puntos de ventaja.

Empezamos el partido con tenencia y dominio. En los primeros minutos generamos chances que nos podrían haber puesto en ventaja. Sin mucha participación de jugadores importantes como Carbonero, Vangioni o el propio Kranevitter, el equipo se fue quedando. Las dudas comenzaron a florecer y el fantasma del no ganar de visitante comenzó a merodear la cancha del ‘Bicho’. El punto más alto de este irregular rendimiento se produjo en el primer cuarto de hora del segundo tiempo. Justo antes del desahogo que significó el gol de Mercado.

A este River bipolar le ocurren esas cosas. Fuera del Monumental, un equipo que perdió la categoría puede llegar a complicarlo con muy poco. De la otra vereda, a favor del equipo de Ramón, vale destacar que se bancó jugar con presión. Con esa presión linda de ser campeón, aquella que no todos saben dominar. También vale rescatar –una vez más– que además de equipo, hay plantel. El ‘Millo’ jugó sin sus centrales titulares, con una pareja de volantes centrales inédita y con ese petiso explosivo arriba que exige y genera una y otra vez. Luego, entró el colombiano que va a jugar el Mundial y definió el partido. ¡Chapeau, ‘Teo’!

Falta muy poquito. Ya nos frotamos las manos y nos mordemos las uñas. Pasamos la última curva, entramos en la recta final y vemos la bandera a cuadros. Pero nos queda un obstáculo en el camino. Uno que siempre es complicado. No nos confiemos ni nos traicionemos. Las miles de almas que colmen el Monumental el próximo domingo jugarán ‘su’ partido. La ansiedad que nos invade por gritar esa palabra de siete letras no tendrá que trasladarse al equipo. Como aquella noche que fue derrota ante Godoy Cruz –la única de local en el torneo–, donde nos llenamos de nervios y nos fuimos sin nada.

Tras sufrir tantos golpes y bancarnos los peores años del club más grande de la historia argenta, sería más que merecido para todos los ‘riverplatenses’ celebrar un nuevo título. Y vos, ¿cómo te ves el domingo a la noche?