Hay autores que trabajan sobre el pasado como arqueólogos que modifican, alteran e inventan  formas de memoria y nuevos pretéritos. Otros, es el caso de César Vallejo, trabajan con el futuro. La escritura se convierte en el modo de producir una visión, un eco del porvenir. Vallejo no solo anticipó el día de su muerte (“moriré en París con aguacero” y así fue) sino que su literatura pareciera ir en busca de un hecho que aun no sucedió pero que es necesario provocar – “Mi madre me ajusta el cuello del abrigo, no porque empieza a nevar, sino para que empiece a nevar”, anota en uno de sus poemas en prosa.  Al leer Una experiencia del mundo (Editorial Excursiones,2016), precisa antología de crónicas, se asiste a la escritura del poeta peruano yendo detrás de los signos de la modernidad y en busca de una forma para el futuro.

A César Vallejo en su versión de cronista cualquier material del presente le sirve para hablar de la época, contra la época. Un salón de autos o el cambio de hora en París son motivos secundarios, en el mejor de los casos excusas o puntos de partida, para pensar el tiempo que el autor vive. Las primeras dos secciones del libro se concentran en lo que el mismo Vallejo llama “género de vida”, indagaciones sobre la experiencia moderna, la condición humana y una serie breve de relatos (y retratos) sociales. La lectura que hace es cáustica y ningún personaje tiene inmunidad, nadie se salva de la risa y los pensamientos del poeta.

En las crónicas de Vallejo pueden encontrarse resonancias de los aguafuertes de Roberto Arlt. El acontecer urbano, los temas subalternos, las reflexiones al borde de la metafísica, ciertas parodias y hasta el formato breve son puntos de contacto entre dos autores que además de compartir una época han vivido casi la misma cantidad de años. “La vida nocturna de las grandes capitales” podría ser adjudicado a Arlt sin que nadie sospeche o, por poner el caso contrario, después de leer Una experiencia del mundo podría pensarse que Vallejo fue el autor de un texto como “Ventanas iluminadas”. 

La tercera sección del libro, titulada “Iluminaciones”, demuestra que Vallejo utiliza la crónica como un arma de intervención crítica en el campo literario. Ya en 1930 anuncia el fin del surrealismo con un texto que debe leerse no solo como el obituario de Breton sino como una proclama de política literaria. En “Contra el secreto profesional” Vallejo hace una lectura certera y letal de sus colegas contemporáneos a los que acusa de que sus aportes a la poesía no son más que recursos y procedimientos ya probados en Europa que llaman bajo un nuevo nombre. Postula por la negativa un nuevo orden posible para la literatura.

La tensión entre arte y vida es quizás la preocupación central del poeta peruano (y de las vanguardias de principio de siglo XX). Una tensión que aparece bajo distintas formas: de qué viven los artistas, cómo afecta la vida a la obra, cuáles son las relaciones entre historia, política y arte. Quizás puedan aislarse tres tomas de posición por parte de Vallejo que retratan su poética: la defensa de la vida por sobre el arte, la correspondencia no lineal entre vida y obra (se trataría más bien de un proceso alquímico) y la politicidad del arte a partir de sus formas y no de sus contenidos sociales. Así Vallejo traza una serie de posturas estéticas e ideológicas que pueden leerse en Una experiencia del mundo como un manifiesto por entregas. 

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Una experiencia del mundo, de César Vallejo

Editorial Excursiones, 2016

Compilación y prólogo de Carlos Battilana.
Arte de Claudia Mazzucchelli y Nessy Cohen