'El Indio Solari no olvida la poesía estremecedora de Antonin Artaud', se llama el artículo que el ex Redondos publicó en el sitio El cohete a la luna, que dirige Horacio Verbitsky. 

El artículo completo

Antonin tenía cinco años e ignoraba que en el parto marsellés que le dio nacimiento una gloria desconocida había marcado su vida. A esa edad la muerte le roza con una meningitis y conoce el dolor verdadero que acompañará su desmesura durante toda su jornada en esta vida.

Yo estaba vivo

y estaba allí desde siempre

¿Comía yo?

No

pero cuando tenía hambre yo retrocedía con mi cuerpo

y no me comía a mí mismo

pero todo esto se ha corrompido

una operación insólita se efectuaba

yo no estaba enfermo

yo reconquistaba la salud

siempre por un retorno hacia atrás del cuerpo

mi cuerpo me traicionó

él no me conocía bien aún

comer es llevar adelante aquello que debe quedar atrás

¿Dormía yo?

No, no dormía

hay que ser casto para saber no comer

Abrir la boca, es ofrecerse a las miasmas

Entonces ¡nada de boca!

Nada de boca

nada de lengua

nada de dientes

nada de laringe

nada de esófago

nada de estómago

nada vientre

nada de ano

Yo reconstruiré al hombre que soy

El desequilibrio aparece y llega para no abandonarlo.

En 1937, regresando de Irlanda, Artaud es internado cuando está comenzando a firmar El revelado. 

Tiempo después Bretón dirá en una entrevista que Artaud había “pasado del otro lado”. Sólo le falta acotar que todos aquellos poemas que nutren el espíritu con una sinceridad extrema nacen del extravío (Hölderlin-Nerval-Lautreamont).

Aquellos pocos a los que esto importa creemos que le quitaron una libertad. Sabemos que fue sacrificado con las peores crueldades.

Es llevado por un circuito de asilos (en una zona ocupada por el ejército alemán) de donde es rescatado por sus amigos recién en 1943. Sus últimas palabras antes de pasar al otro lado fueron: “Yo no estoy muerto sino separado”. Condena que se autoimpone por su absoluto rechazo a la burguesía dominante. En el futuro firmará El resucitado y sus cartas desde el encierro nos hablan de una extraña vecindad entre la locura y su profundidad poética:.

No sé nada, o más bien sé, y quizás sea muy peligroso decirlo, que no es el sentido quien crea las palabras sino estas a aquel.

Su obra en esos tiempos es única porque rechaza su inclusión en cualquier género que la lógica de la sociedad apuntala. Un hijo dilecto de Prometeo, un revolucionario no se somete a semejante oprobio. Su obra transgrede en “acto” y no solamente en “teoría”.

¿Quién soy?

¿De dónde vengo?

Soy Antonin Artaud.

Y apenas yo lo diga

como sé decirlo

inmediatamente

verán mi cuerpo actual

estallar

y recogerse

en diez mil aspectos notorios

Un cuerpo nuevo

en el que ustedes no podrán

nunca jamás

olvidarme.

………………….

Para el año 1947 su salud comienza a notarse decidida a desgastarlo físicamente. Permanentes dolores de cabeza hacen tormentosa su vida. Cae en cama con frecuencia. Así y todo sigue produciendo obra.

Bueno… No estoy escribiendo esto con la intención de contarles la vida toda de Antonin sino para avisar que sus poemas se pueden encontrar aquí y allá en las librerías de usado.

El 4 de marzo de 1947 se dice públicamente que lo encuentran muerto a los pies de la cama.

Hace mucho frío

como cuando

Es

Artaud

el muerto

quien

sopla.


La semana pasada, Indio leyó en el programa radial de su biógrafo, Marcelo Figueras, un texto propio. 

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