La Villa 31 tendrá su propia Casa de la Cultura
Finalmente se firmó el convenio para la construcción de este nuevo espacio cultural entre la Nación, la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires; y la Universidad Nacional Arturo Jauretche.
En un nuevo esfuerzo hacia la integración social, a través de la cultura, se firmó un convenio para poder brindar asistencia financiera y técnica para la construcción de la Casa de la Cultura ubicada en la Villa 31.
El convenio firmado por el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia; el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, Luis Bruno; y el rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, Ernesto Villanuevala se estableció la colaboración para la construcción de este nuevo espacio cultural.
En la firma del convenio participaron vecinos y delegados del barrio junto con el coordinador de las actividades de la Secretaría de Cultura en la Villa 31, Víctor Ramos.
Desde Nación se financiará la obra del Centro Cultural que ocupará un terreno de 1800 metros cuadrados. Mientras que las universidades se encargarán de las cuestiones técnicas de la obra.
El nuevo Centro Cultural contará con un auditorio de 150 butacas, un espacio teatral público al aire libre y una cancha de fútbol. Además habrá lugar para exposiciones, aulas para talleres y un área con bar, ideal para encuentros sociales.
Con ánimos de realizar una construcción sustentable la terraza tendrá una huerta que formará parte de la integración del centro a la comunidad.
Actualmente en el espacio hay una cancha de fútbol que será reubicada y se refaccionará el edificio de Mundo Villa (en el cual funciona la redacción del portal web de información).
En la presentación del anteproyecto en marzo de este año, el arquitecto Daniel Becker expresó: “La Casa en la villa 31 tiene que ver con un cambio de hábitat más profundo, más allá que pintar paredes. Implica agregar cultura, generar carácter de barrio y de comunidad, tratar que el barrio sea más de la ciudad y no esté excluido. Para ello, adaptamos las condiciones del terreno y evaluamos a partir de las posibilidades que nos daba el sitio. De ese modo, ganamos posibilidades donde la gente se pueda reunir, se apropie del lugar, sienta que es de todos y, de esa forma, lo cuide”.