Andrés Di Tella entre la ficción y la autobiografía de Piglia como ''fábula''
El cineasta, primer director del Bafici, presenta una personalísima película que le escapa al puro género documental. La ficción y la realidad se abrazan atravesando la vida de Ricardo Piglia y su reciente publicación de "Los diarios de Emilio Renzi". Dialogamos con el director.
El inicio de la película 327 cuadernos es brumoso no sólo en imágenes sino también en historia, con la espesura de cierta nostalgia palpable para el espectador. 1957, una mudanza, un cambio de vida de Adrogué a Mar del Plata, un padre en la cárcel por "defender a Perón"´-como una herida que no terminó de cicatrizar-y la intimidad del escritor Ricardo Piglia a flor de pantalla; entre sus escritos, su habla y sus observaciones iniciadas en la adolescencia.
Observaciones que tienen materialidad en las hojas de cientos de cuadernos que parecían ser un rumor y que muestran la certeza de su existencia. Escritura que sabe disfrazar ficción de realidad o trocar realidad por ficción como ocurre con la publicación de la más reciente novela- parte de una trilogía- de Piglia: "Años de formación. Los diarios de Emilio Renzi" (Anagrama). Renzi como el personaje al que Piglia le regala su vida con los matices de la duda sobre qué es autobiografía y qué no.
El film que será estrenado el próximo sábado 5 de septiembre al mismo tiempo en el Malba y en la TV pública- un verdadero hecho inédito- y permitirá acercarse a la figura de Piglia de manera simultánea en pantalla grande y chica.
327 cuadernos, un número que ya parece ir adquiriendo el aura de una cifra atada a un nombre, como ocurre con 1984 y Orwell, es la supuesta cantidad de cuadernos "que él nunca contó"- aclara Di Tella- en la que Piglia narró pareceres, hechos de su historia, creo listas, juntó anécdotas o incluso se sinceró en momentos de turbulencias internas: "No puedo escribir".
La cinta que se presenta como "El diario de una lectura de un diario" (producida por Juárez Allen, Alejandra Grinschpun y Jennifer Walton, con el bello trabajo fotográfico de Guillermo Ueno) ofrece un verdadero recorrido, como una mental movie por la memoria y los recuerdos del escritor. Un pasado y presente que se ve alterado- de manera inesperada por la enfermedad de Piglia y que hace resaltar, de manera involuntaria, aún más la intimidad de la película y su carácter de posible legado.
"Desde un comienzo yo mismo tenía ganas de hacer un diario cinematográfico y bueno, me encontré con Ricardo en la Universidad de Princenton justo cuando él estaba volviendo al país y lo filmé como parte del diario que iba a hacer pero en ese momento él me dice que estaba con sus diarios y el hecho de filmar un documental lo obligaría a releerlos" relata Andrés Di Tella marcando la génesis de 327 cuadernos. Una idea propuesta por el propio Piglia "Aunque luego de dos, tres encuentros medio que Ricardo se arrepintió (risas) ya no le parecía tan buena idea. Estaba expuesto adelante de una cámara, revisando su propia vida y leyendo cosas al azar".
— Además ya no era como en aquella entrevista que le hiciste en la que Piglia luego podía editar sus palabras, acá él ofrecía sus cuadernos, su propia imagen en una película que no iba a poder intervenir...
ADT— Claro, lo que él hace con los diarios es trabajar con ellos como material. Procesa las formas. No es tal cual a lo que ocurrió en su vida. Reconstrucciones que no están siempre anotadas. En cada cuaderno él guarda fotos, papelitos que son del momento. Por ejemplo en uno de ellos estaba la boleta de un guardamuebles donde él dejó las cosas de su casa cuando se tuvo que escapar en la dictadura. El papelito solo no significa nada, hay que reconstruir los contextos.
—Esta dualidad entre ficción y realidad que está en la nueva novela de Piglia se plasma notoriamente en tu película, por ejemplo con el material audiovisual que aportó Levinson
ADT— Hay algo de eso. Cuando vos empezás a contar ya estás entrando en el terreno de la narración, del cuento, de la fábula. Uno mismo cuando construye, no tenés que ser escritor para hacerlo, uno tiene fábulas acerca de tu propia vida, de tu papá, tu mamá. No necesariamente es un relato fiel de lo que pasó. En el fondo la película trata sobre un hombre lidiando con su pasado. Y qué hace con ese pasado. Es un poco lo que nos pasa a todos. Tenemos un pasado, tenemos una serie de experiencias y qué hacemos con eso. ¿Qué sentido le damos? Y ese sentido se lo da el cuento que hacemos.
—En clave de broma dijiste que sos un "escritor frustrado" pero 327 cuadernos tiene muy marcada la narración documental que juega con una trama de ficción...
ADT- Es una película, en el fondo yo no sé si es un documental sobre Ricardo Piglia. Es como una fábula de un hombre que tiene estos cuadernos en los que registró su vida o intentó registrarla y así y todo se le escapa. Hay algo de ficción, transformaciones. Un ejemplo es un episodio con la dictadura militar que yo sé que él lo vivió pero lo narra como ajeno.
— Incluso desde el título está la posible ficción de los 327 cuadernos como número...
ADT- Claro, no lo sabemos. El número se repite en el prólogo del libro. Él me dijo "son 327 cuadernos" pero nunca los contó. Un hecho que tal vez es mentira ahora parece una verdad (risas) Aunque a veces donde parece que es ficción tal vez está la realidad. Muchas de las cosas que él escribe en sus novelas, las toma de diarios, reflejos propios. Todas sus novelas tienen elementos autobiográficos pero están disimulados.
— Piglia remarcó que pensaba quemar los cuadernos para que no accedieran a ellos de manera literal, casi como un dejavù kafkiano; sin embargo es él el que te propone exponerse y mostrar sus cuadernos para darles una verdadera existencia ante el público. Una situación que podría parecer hasta contradictoriamente hermosa...
ADT— No es un mero coqueteo que él diga estos no son los diarios de Ricardo Piglia sino los diarios de Emilio Renzi; este personaje al que Piglia le entrega su vida. Él lo que hace es quemar las fuentes, como que nadie pueda ir a verificar lo que él publicó en el libro si estaba en los cuadernos. Aunque en la película cobra otro sentido, las imágenes hablan, ya no se trata de quemarlos sino que tiene un poder simbólico.
— ¿Como un ritual?
ADT— Sí, y también está lo que simboliza el fuego. Eso es lo que tiene de lindo el cine. Vos filmás algo, una persona real que en este caso es Ricardo Piglia y dejás un símbolo. Un símbolo de la memoria. Es como cuando filmás un árbol al viento, se convierte de golpe en un símbolo por ejemplo del paso del tiempo. Eso es lo que abre la película al espectador, éste puede transferir su experiencia. La película le habla a cualquiera de su propia vida, de su memoria, de qué hacer con eso.
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327 cuadernos es, como indica Di Tella, una fábula de memorias propias y prestadas que narran a Piglia pero que también lo exceden; creando un nuevo símbolo: el del poder de la memoria y los matices de una historia siempre en movimiento, que afortunadamente sobrepasa a la propia experiencia.
327 cuadernos dirigida por Andrés Di Tella
Una película de Gema Films
en coproducción con Lupe Films
Producida por Gema Juárez Allen, Alejandra Grinschpun y Jennifer Walton
Dirección de Fotografía de Guillermo UenoFotografía Adicional Gastón Girod
Montaje Valeria Racioppi - Felipe Guerrero
Música: Felipe Otondo
ESTRENO EN EL MALBA 5 de Septiembre y en simultáneo en la TV Pública
GAUMONT 10 de Septiembre
327 CUADERNOS Trailer from gema films on Vimeo.