La situación del tigrense es cada vez más delicada. La flamante alianza de la UCR con el líder de la derecha Mauricio Macri, pone en jaque a Massa, que parece quedar en desventaja a la hora de recolectar el voto opositor.

Seducidos por lo que parecía una victoria segura, el ex jefe de Gabinete logró rejuntar una no menor cantidad de dirigentes provinciales, sobre todo del peronismo.

Pero, ante los primeros signos de debilidad, los aliados comenzaron a abandonar el bote. Estos primeros indicios se produjeron con la salida del intendente de San isidro, Gustavo Posse. Luego con la no llegada de Martín Insaurralde. Y en el plano nacional, el cambio de color del ex corredor Reuteman.

Ahora, el fracaso acuerdo con el radicalismo acelera lo que puede ser un proceso de declinación irreversible. En la Convención nacional que se llevó a cabo el sábado, la UCR votó a favor de la propuesta de Ernesto Sanz, para ir con el PRO.

El periodista Carlos Pagni, de la Nación, dijo en una nota que Massa estaba por demás confiado en que Gerardo Morales ganaría el convite y eso le permitiría cerrar un arreglo nacional con los boinas blancas. Pero no sucedió.

Es por ello que habrá que estar atentos a ver lo que sucede con los radicales Mario Meoni, (Junín) y José Eseverri (Olavarría), que por ahora continúan en el Frente Renovador.

El que ya dio el precandidato es Miguel Saredi, precandidato para La Matanza. Una baja difícil porque se trata de la provincia más poblada.

Se sabe además, que el intendente de Hurlingham, Luis Acuña, también amaga con irse. En Quilmes, el mediático Walter Queijeiro también podría abandonar el espacio.

Restará ver qué cartas le quedan a Massa por jugar para intentar retener a los renovadores. Por ahora, el éxodo continúa.