Médicos argentinos probaron con éxito el primer páncreas artificial de América Latina
Se trata del primer ensayo médico de estas características que se realiza en la Argentina. La operación fue llevada adelante por investigadores del Hospital Italiano y del Conicet.
Una nueva posibilidad médica se abre para los pacientes que sufren de diabetes tipo 1 después de que se probara exitosamente el implante de un páncreas artificial en el Hospital Italiano.
El aparato logró regular de forma automática el valor de azúcar en sangre, sin necesidad de realizar las correcciones con insulina a las que habitualmente deben someterse los pacientes que sufren este tipo de diabetes.
El dispositivo está compuesto por un sensor continuo de glucosa y una bomba de infusión de insulina que actúan conectados vía bluetooth a un teléfono celular. En el teléfono se instala un software con un algoritmo que va sacando, mediante cálculos matemáticos, los valores de insulina que necesita el paciente. Además el aparato se regula de manera personal de acuerdo a lo que coma el paciente y sus horarios.
“Ya estamos avanzando en una segunda etapa, para la que se está trabajando en un nuevo algoritmo de control para aumentar la autonomía y disminuir aún más la necesidad de intervención del paciente”, anunció el doctor Luis Grosembacher, investigador principal del estudio y jefe de la sección Diabetes del Servicio de Endocrinología del Hospital Italiano en conferencia de prensa. Y agregó: “Evitar las hipoglucemias nocturnas es un gran avance. Los padres son el páncreas de los chicos, son quienes están pendientes de sus niveles de glucosa. Si logramos que sea totalmente automático, es un avance”.
Para una segunda etapa se utilizará un algoritmo desarrollado completamente en la Argentina por investigadores del ITBA, la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad Nacional de La Plata y que apunta a que haya una intervención aún menor del paciente, esto es, que no tenga que introducir datos.
Este primer ensayo realizado en la Argentina forma parte de un consorcio de países (entre ellos Francia, Holanda y Estados Unidos) que utilizan por el momento un algoritmo desarrollado por la Universidad de Virginia.