El informe, liderado por el profesor Lutz Wiegrebe, de la Universidad Ludwig Maximilians de Múnich, en Alemania, concluyó que la habilidad para estimar con precisión la distancia que nos separa de una fuente de sonido funciona mucho mejor cuando nos movemos.

“La localización de los sonidos es particularmente desafiante cuando la naturaleza de la fuente de sonido no está claramente definida, cuando es un sonido desconocido para nosotros”, explicó el profesor Wiegrebe.

El experimento consistió en posicionar a varios sujetos con los ojos vendados frente a dos fuentes de sonido, una con tonos agudos y la otra con sonidos de tono bajos, amplitudes sonoras que iban colocando a diferentes distancias. La tarea de los participantes en esta investigación era determinar cuál de las fuentes de sonido estaba más cerca de ellos.

Así, los especialistas pudieron determinar cómo los sujetos que movieron su tren superior hacia los lados pudieron estimar mejor la distancia que les separaba de las fuentes de sonido.

Los investigadores luego llevaron a cabo dos experimentos más: en uno de estos, los sujetos fueron movidos pasivamente de izquierda a derecha en una plataforma de movimiento, y en el otro los participantes se movieron.Los resultados mostraron que los participantes obtuvieron mejores resultados cuando se les permitió moverse activamente.

“Este resultado demuestra que los humanos pueden usar paralaje de movimiento auditivo para estimar distancias relativas de las fuentes de sonido”, explicó Wiegrebe y agregó: “La correlación entre nuestro movimiento y el sistema auditivo es notable”. 

“Claramente, facilita el procesamiento del cambio esperado en las posiciones relativas de las fuentes de sonido en el cerebro”, añadió el biólogo.