El volcán Etna, ubicado en las cercanías a la ciudad de Catania, en la costa este de Italia, volvió a registrar una espectacular erupción este martes.

No hubo peligros, más allá de una lluvia de pequeñas piedras volcánicas, aunque sí un maravilloso espectáculo visual, además de cubrir la ciudad de ceniza.

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El Etna, con una superficie de unos 1.250 km2, es el volcán en activo más alto (3.324 m) de Europa, con frecuentes erupciones desde hace unos 500.000 años.

Esta vez, el hundimiento de una parte del cráter de la vertiente sureste del volcán provocó un desborde y un deslizamiento de lava a lo largo del flanco occidental, que no ha puesto en riesgo a las aldeas cercanas, según explicó un funcionario del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) a la agencia Agi.

"Hemos visto situaciones peores", comentó Stefano Branca, director del INGV en Catania, considerando que este fenómeno que empezó al final de la tarde "no fue nada preocupante".

Las imágenes de la erupción mostraban al final de la tarde una impresionante columna de ceniza de color rosa sobre la cima nevada del volcán. Al anochecer, la nube se había disipado en gran medida, pero el Etna seguía vertiendo varios flujos de lava incandescente.

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