El último invento de la ciencia: una luz que tiene el efecto de una droga
Los doctores austriacos, creadores de "Lucia No. 3", afirman que su invento actúa como una especie de vía rápida para las personas que quieren llegar al "estado de meditación". La luz junto a una música de fondo estimula la glándula pineal del cerebro. Escucha las declaraciones de la gente que probó la experiencia.
La luz fue desarrollada por los doctores austriacos Dirk Proeckl, neurólogo y psicólogo, y Engelbert Winkler, psicoterapeuta y psicólogo. Está emparejada con un programa de computadora que genera la secuencia de luces y la vincula con la música. En una habitación oscura y cerrada, los voluntarios se sientan, cierran los ojos y se ponen unos auriculares. En ese momento, la luz se enciende y se apaga reiteradas veces, mientras la música acompaña. El resultado es un zumbido de colores y formas.
Debido a su intermitencia extremadamente rápida, la luz no es adecuada para personas con epilepsia. Además, los inventores advierten contra el uso por parte de personas que sufren de psicosis.
El dispositivo no es nada accesible: cuesta unos 20.000 dólares. "Lucia No.3 estimula los patrones de ondas cerebrales temporales que, por lo general, sólo aparecerían después de varios años de practicar meditación", explica la página web de los fabricantes.
"Obviamente la gente puede ser escéptica porque es algo nuevo", señala James Richardson, uno de los distribuidores de Lucia No.3. En declaraciones a la cadena BBC, aseguró que "el 99%" de las personas que utilizan la luz "quedan cautivadas por lo que experimentaron, porque es muy diferente de la realidad y lo disfrutan".
Algunos empleados de la BBC se animaron a vivir la expierencia de "Lucia No.3". Luego de la misma, varios describieron la sensación de estar fuera de sus cuerpos y experimentar una profunda relajación.
"Eso fue increíble, realmente increíble. Me sentí ingrávida, no me podía acordar si estaba sentada o de pie porque no podía sentir mi cuerpo", comentó una de los periodistas que lo experimentaron. "Es ciertamente agradable", aseguró un colega, "pero no me apuraría a repetirlo".