El escritor y periodista Bill Bryson la describe como “un borrón transparente en forma de cubo", y es que la medusa Chironex fleckeri  (también conocida como Cubomedusa) parece un ser lánguido y etéreo que en realidad esconde la picadura más mortífera de la que se tenga registro. 

Esta criatura- de entre diez y veinte centímetros- suele acercarse a las costas australianas para reproducirse durante los meses de octubre a mayo haciendo que las aguas de Queensland se conviertan en una trampa mortal. 

La cubomedusa tiene unos tentáculos, de alrededor de un metro de largo, cubiertos con miles de cnidoblastos, es decir: células urticantes con un filamento arponado que disparan un potente veneno neurotóxico, cardiotóxico y citotóxico.

El más leve roce produce un súbito e indescriptible dolor, provocando un shock que causa la muerte haciendo que la víctima se ahogue, si no muere antes por fallo respiratorio o colapso cardiovascular.