¿Sabías que el ser humano tiene 26 sentidos y no cinco como nos enseñaron?
Neurólogos investigaron por años los cinco sentidos originales y los subdividieron en otros veintiséis. El equilibrio, la percepción del calor, y la respuesta motora son algunos de las habilidades que poseemos en contacto con el mundo exterior.
Percepción de la luz: es un sub-sentido de la vista.
Percepción del color: es un sub-sentido de la vista que compartimos con algunos animales. No todos vemos los colores de la misma manera, algunas personas poseen la capacidad de distinguir más tonos que otras.
Audición: con este sentido estamos familiarizados. Hace parte del grupo original de 5 sentidos y puede perderse parcial o totalmente.
Olfato: este sentido también hace parte de los 5 que más conocemos. Parece que es uno de los más primitivos que tenemos y está asociado a nuestra capacidad de detectar el peligro y sobrevivir.
Gusto: el gusto es uno de los más placenteros sentidos. Hace parte de los 5 más famosos y se divide en varios sub-sentidos, cada uno con capacidades específicas y funciones concretas.
Percepción del dulce: es el sub-sentido del gusto que desarrollamos más temprano. Venimos predispuestos para saborear el dulce y nuestro cuerpo emite respuestas positivas cuando lo percibimos.
Percepción del salado: es el sub-sentido del gusto que nos permite saborear la mayoría de alimentos que ingerimos. Algunas personas tienen sentido del gusto pero son incapaces de percibir el sabor salado.
Percepción del agrio: es un sub-sentido del gusto. Parace que lo desarollamos especialmente para detectar cuando un alimento es peligroso para nuestro organismo.
Percepción del amargo: es un sub-sentido del gusto. Algunas personas tienen sentido del gusto pero son incapaces de percibir el sabor amargo.
Tacto: todos lo conocemos, pero según esta teoría éste se divide en sub-sentidos como la termopercepción y la nocicepción.
Nocicepción: es la capacidad de sentir dolor. Para una persona que carece por completo del sentido del tacto, no tener nocicepción puede ser la consecuencia más grave. Imagina que tu cuerpo no te avisara cuando te duele la cabeza, tienes una infección o te quemas. Todos necesitamos sentir dolor para encender las alarmas de respuesta y atacar al agente que nos hiere. Este sentido está asociado con nuestro instinto de supervivencia.
Mecanorrecepción: es nuestra capacidad motora de respuesta. Cuando poseemos este sentido a cabalidad tenemos reflejos agudos y podemos confiar en la respuesta de nuestros músculos.
Equilibrio: es uno de los sentidos más importantes de todos. Es posible carecer de él, por algún tipo de desbalance al interior del oído o en el cerebro. De ser así, es posible que mantengamos el equilibrio para estar de pie, pero se nos dificultará el movimiento. Correr, saltar, bailar o incluso caminar podría volverse todo un reto.
Propiocepción: es la capacidad de percepción del propio cuerpo. La propiocepción es lo que te permite vestirte o bañarte incluso con los ojos cerrados. Aunque no puedas verte o tocarte, de alguna manera sabes qué lugar ocupa tu cuerpo y cómo están distrubuidas sus partes. Si carecieras de este sentido sufrirías de una enorme torpeza y chocarías con todo al caminar.
Kinestesia: es la percepción del movimiento. De alguna manera nuestro cuerpo tiene la capacidad de percibir y predecir el movimiento, cuando esto sucede estamos usando nuestro sentido kinestésico.
Termocepción: es la percepción de la temperatura, ésta funciona a nivel interno. Puede considerarse este sentido como un sub-sentido del tacto con la función específica de informarnos si nuestra temperatura corporal es sana.
Percepción del frío: nos permite percibir la temperatura exterior y nos alerta para protegernos.
Percepción del calor: al igual que la percepción del frío, nos faculta para captar la temperatura de nuestro entorno avisándonos en caso de que debamos poner una barrera de defensa.
Interocepción: percepción interna del cuerpo relacionada con la sensación del nivel interno de líquidos.
Presión arterial: este sentido nos permite mantener constante y en equilibrio nuestra presión arterial. No lo hacemos de manera consciente (como sucede con todos los demás sentidos), pero nuestro cuerpo tiene la habilidad de regularla.
Contenido de oxígeno en la sangre: este sentido, como el de la presión arterial, responde a una habilidad interna del cuerpo que cumple una función reguladora en el organismo.
PH líquido cefalorraquídeo: cumple la misma función que los dos sentidos anteriores.
Presión osmótica del plasma: nuestro cuerpo usa este sentido todo el tiempo. Cada vez que alguna sustancia debe traspasar una barrera (atravesar una membrana permeable) en nuestro cuerpo, hacemos uso de la presión osmótica del plasma.
Nivel de glucosa en sangre: este sentido puede perderse parcialmente trayendo consecuencias graves en la salud.
Inflamación de pulmones: este sentido les permite e nuestros pulmones respirar. No podemos vivir con ausencia total de este sentido, porque nos causaría la muerte.
Sinestesia: desarrollado sólo por algunos seres humanos, y considerado por ciertas ramas de la medicina como un desorden perceptivo. Un ser humano con percepción sinestésica puede asociar estímulos que le corresponden a un sentido, con otro sentido. Esto quiere decir que puede percibir un color al escuchar una pieza musical o sentir el gusto ácido de una textura. Lo más cercano a la sinestesia para muchos de nosotros es la asociación que nuestro cerebro hace entre olfato y gusto. Cuando olemos algo podemos imaginar a qué sabe... bueno, cuando puedes asociar de esa manera todos los sentidos a la vez, tienes percepción sinestésica.
Fuente:Genial.guru