Un reciente estudio analizó a 102 bebedores que dejaron por un mes el alcohol y advirtió una tendencia notoria de reducción en la "rigidez hepática" mediante un análisis que evalúa la cantidad de cicatrices fibrosas en el hígado.

Un mayor grado de rigidez hepática actúa como pronóstico de futuras complicaciones en el hígado y un mayor grado de probabilidad de mortalidad en personas infectadas por VIH o hepatitis C. Además, el estudio indicó que la cicatrización fibrosa puede producir cirrosis en el hígado, un daño irreversible que deriva en insuficiencia hepática.

Por otro lado, los participantes presentaron una baja en su presión arterial así como en su resistencia a la insulina, acotando la probabilidad de desarrollar diabetes.

El estudio coincide con los resultados de una investigación piloto del Instituto del Hígado y la Salud Digestiva de la Universidad College London que en 2013 reveló que diez miembros del personal de la revista New Scientist que estuvieron un mes sin consumir bebidas alcohólicas (en comparación con otros cuatro que continuaron bebiendo) experimentaron una reducción del 15% en la cantidad de grasa en el hígado (el disparador del daño hepático fibroso), 5% del riesgo de enfermedades cardiovasculares y una fuerte disminución en los niveles de glucosa en sangre. "Aunque los hígados estudiados eran en general sanos, las reducciones de grasa ayudan a retrasar el deterioro del mismo" explicó Rajiv Jalan, uno de los principales autores del estudio.

Además, los beneficios no fueron sólo físicos, los participantes reportaron tener un mejor sueño, una mejor concentración y una pérdida de peso promedio de 1,5 kilogramos. El único aspecto negativo fue el impacto en el contacto social.

"Estos resultados muestran que incluso un período relativamente corto de abstinencia impacta en el hígado", sostuvo Nick Sheron en la Universidad de Southampton, Reino Unido.