Durante el primer año de vida los bebés ya tienen lo que se dice una  'corazonada' sobre el conocimiento. A los 20 meses ya pueden usar una cuchara, lanzar una pelota e interactuar utilizando lo que se conoce como metacognición. 

El doctor Sid Kouider, uno de los autores del estudio, explicó que  la metacognición se describe mejor como una "corazonada" acerca de su conocimiento, o la falta de él; se trata de una forma de pensar que también utilizan los adultos cuando se dan cuenta que se enfrentan a un problema que es demasiado complejo para resolver.

"Los bebés ya saben cuando no saben algo, y son capaces de señalarlo a sus padres" con el fin de obtener ayuda para solucionar sus problemas", planteó el científico y agregó que antes de este estudio revelador "los investigadores observaban sólo lo que los niños podían informar verbalmente". 

La prueba

El equipo de Kouider ideó un ejercicio  de memoria no verbal para determinar si los niños pedirían ayuda para no cometer errores. Los bebés debían recordar la localización de un juguete escondido debajo de una de dos cajas colocadas sobre una mesa. Después de un tiempo que varía de tres a 12 segundos, se pidió a los bebés que apunten la caja que contiene el juguete. Cuando vieron dónde estaba escondido, fueron capaces de resolver el problema sin mirar a una fuente exterior en busca de ayuda.

Sin embargo  cuando el juguete se ocultó mientras los niños no estaban mirando, es decir que no tenían manera de saber, miraron constantemente a sus padres, que estaban sentados cerca, para resolver el problema.

"Entienden que deben mirar a fuentes externas para obtener respuestas a algunos de los enigmas de la vida", explicó Kouider.  "Hay dos maneras de enseñar cosas nuevas a un niño", destacó el investigador: "La primera es simplemente darles la información. Esa es la forma habitual que les enseñamos. La segunda y la mejor, enseñarles a aprender, para enseñarles cómo encontrar respuestas en vez de simplemente proporcionarlas".