Una historia de inclusión y compañerismo en la que todos ganan
La experiencia se llevó a cabo en Holanda y su éxito fue tal que están analizando llevarlo a otros lugares del mundo. Los estudiantes tienen alojamiento a cambio de su tiempo y una cuota de amor.
La idea es que los estudiantes ahorren plata y para eso les permiten alojarse en un asilo de ancianos. A cambio les exigen unas 30 horas semanales de acompañamiento para los residentes. Les charlan, les hacen compañía, pasean juntos, les preparan la comida o simplemente los escuchan.
El exito de esta convivencia hace pensar que podría hacerse fácilmente en cualquier lugar del mundo.