La figura de la niña víctima del Holocausto, que se encuentra frente al Museo Caraffa, en la ciudad de Córdoba, fue decapitada en agosto de 2013 luego del paso de una manifestación.  Diez meses después, la estatua fue reconstruida, pero los resultados finales no se parecen a la obra original.

El arquitecto Isaac Nahmias fue el encargado de la restauración, cuyo resultado fue puesto a consideración de los vecinos el 12 de junio último. Ese día, el intendente Ramón Mestre y dirigentes de la comunidad judía descubrieron el monumento, con motivo del 85° aniversario del nacimiento de Ana Frank.

El polémico resultado del arreglo generó burlas y cargadas de todo tipo en las redes sociales e, incluso, distintos medios del mundo levantaron la imagen y la transformaron en noticia al bautizar la obra como el "Ecce Homo Argentino", en memoria de la anciana que decidió restaurar un antiguo cuadro de Jesús en una iglesia de España y quedó irreconocible.

Como en ese caso, se cuestiona que la obra es desproporcionada y que no respeta la escala humana. También, que el cuerpo de la figura expuesta es robusto, mientras que la niña homenajeada era delgada.

Incluso, la Municipalidad de Córdoba tuvo que salir a aclarar que se trata de una "cabeza provisoria" hasta reponer la imagen original y se comprometió a acompañar a la DAIA para "buscar la mejor solución posible" en el conflicto, según indicó la subsecretaria de Cultura municipal, Paula Beaulieu.


El artista Belveder, creador original de la escultura, señaló en declaraciones radiales que "es una burla lo que se exhibe ahora, difiere mucho de la obra inicial". "Hace unos días iba con mi esposa en el auto y cuando pasamos frente a la estatua vi que le habían puesto algo nuevo arriba y pensé que le estaban haciendo el cuello. Pero cuando llegamos cerca vi que era una cabeza, de tamaño mínimo", agregó.

En esa misma línea, dijo que "parecía que a Ana Frank la había agarrado un jíbaro", y remarcó que "deberían haberme convocado" para la restauración del monumento.