Ashley era una enfermera feliz, embarazada. Cuando la gestación llevaba tan sólo 26 semanas, la mamá de Lennon tuvo que salir corriendo al hospital por la vida del bebé. Después de un arduo trabajo de parto, el chiquito sobrevivió pero su madre dejó la vida por él.

El desconsuelo de Chris, el papá del pequeño que pateaba en la panza de Ashley cada vez que le tocaban música de los Beatles, era absoluto pero la fuerza por estar junto al pequeño le dio fuerza para continuar.

Los médicos hicieron todo lo posible por mantenerlo con vida, incluso Chris no se movió de la incubadora donde su hijo luchaba por su  vida. Lennon no lo logró y falleció dos días después.

El amor de su padre quedó registrado de la mejor manera: como era su costumbre cuando Lennon estaba en el vientre de Ashley, le cantó "Blackbird" con la esperanza de dale fuerzas.

"La vida de nuestra querida Ashley fue trágica y devastadoramente cortada este fin de semana. Su querido bebé brilló brevemente unos pocos días. Pero su canción continúa, su armonía enriquece nuestras vidas, todavía, para continuar hasta el Reino del Cielo, donde todos cantaremos el Cántico de Moisés y el Cordero. Y Lennon James unirá su dulce voz a la familia en el día de la Resurrección, como su papá Chris se unió con la más preciosa de todas las canciones que cantó en su vida, y todos los amigos y la familia se unirán en sus Aleluyas para la eternidad", escribieron los familiares en la página de Facebook de Ashley.